Cómo lidiar con la hipocondría

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La hipocondría es una condición en que la persona, como resultado de una malinterpretación de sus sensaciones corporales habituales o de quejas físicas menores, cree que sufre una enfermedad grave. Esta enfermedad ya no es un diagnóstico oficial en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales). Por el contrario, las personas hipocondriacas podrían ser diagnosticadas con un trastorno de ansiedad o un trastorno somatomorfo. Si no se trata, la hipocondría puede ser muy perjudicial para tu calidad de vida. Es así que, con la debida planificación y cuidado, podrás evitar que te suceda.

Modificar tus pensamientos

  1. Acude a terapia. Solicita la ayuda de un profesional cualificado en la salud mental que pueda ayudarte a solucionar tus problemas. En ocasiones, las personas hipocondriacas tienen problemas de ansiedad subyacente o depresión que, de tratarse, permiten superar los miedos a sufrir alguna enfermedad. Un terapeuta también podrá ayudarte a determinar el origen de tus miedos además de permitirte abordarlos en un ambiente seguro.
    • Para encontrar a un psicólogo cualificado, revisa este sitio web: http://locator.apa.org/
    • Un terapeuta puede ayudarte por medio de estilos de terapia diferentes, tales como la terapia cognitivo conductual.
  2. Presta atención a tus creencias. Una causa de la hipocondría es la malinterpretación de las sensaciones corporales o la manera en que funcionan las señales de dolor. Esta malinterpretación, o falta de conocimiento, puede llevar a las personas a malinterpretar las señales corporales y considerarlas como algo más serio de lo que en verdad son.
    • Por lo tanto, pregúntate cuánto has aprendido sobre el cuerpo y cerebro a lo largo de tus años de educación. Si hasta el momento no has aprendido mucho como parte de tu educación, una forma de superar la hipocondría podría ser informarte sobre las sensaciones corporales básicas.
  3. Infórmate sobre las sensaciones corporales normales. Infórmate sobre las sensaciones corporales habituales con la finalidad de que no te asustes pensando que tienes una enfermedad grave una vez que las experimentes. Puede serte de utilidad consultar con amigos y seres queridos sobre los tipos de experiencias que sienten en ocasiones.
    • Por ejemplo, podrías preguntarles a tus amigos si alguna vez han sentido una palpitación en el corazón (p.ej. una arritmia o una sensación de que el corazón omite un latido). Probablemente descubras que muchos de tus amigos y seres queridos han experimentado lo mismo anteriormente, pues estas palpitación son habituales.
    • Asimismo, puedes utilizar este recurso, el cual muestra los tipos de sensaciones que las personas generalmente tienen cuando experimentan diversas emociones: http://www.pnas.org/content/111/2/646.full
  4. Reduce la cantidad de atención que les das a tus sensaciones. Podrías darte cuenta de que piensas mucho en tus sensaciones corporales con la finalidad de detectar una enfermedad. Elabora un plan semanal para reducir gradualmente la cantidad de atención que te das de modo que para el final de la semana solo lo hagas un par de veces al día o menos.
    • Por ejemplo, el primer día, podrías permitirte controlar tus sensaciones unas 30 veces; en el segundo, esto puede reducirse a 22 veces; en el tercero, a 14 veces; y así sucesivamente hasta terminar la semana.
  5. Deja de buscar la reafirmación. Si les preguntas a tus amigos y familiares que te reafirmen que no estás enfermo y eso no alivia tu preocupación, quizás sea mejor detener este tipo de conducta. Esto se debe a que puede ser contraproducente y generar incluso una mayor preocupación.
    • Esto se debe a que podrías solicitar reafirmación con cada vez más frecuencia en un intento por obtener un beneficio en forma de menor ansiedad, lo que solo mantendrá tus preocupaciones en tu mente.
    • Si tus seres queridos continuamente te preguntan cómo estás y sus intromisiones interrumpen tus intentos por sacar tu ansiedad de la cabeza, díselo de una manera amable.
    • Podrías decir lo siguiente: “En verdad aprecio que se preocupen por mí y demuestren su interés, pero estoy tratando de pensar menos en mis preocupaciones sobre las enfermedades, por lo que me sería realmente útil si me preguntan solo un día a la semana”.
  6. Prueba la relajación muscular progresiva. Una manera eficaz de reducir el estrés y aumentar el bienestar es por medio de una técnica conocida como relajación muscular progresiva. Esto puede ayudarte a reducir tus niveles de ansiedad de una forma más amplia, así como tu ansiedad relacionada con alguna enfermedad. Para realizar la relajación muscular progresiva, sigue los pasos a continuación:
    • Reserva 15 minutos de tranquilidad para ti.
    • Cierra los ojos y relaja tu cuerpo.
    • Aplica tensión en un grupo muscular específico al flexionarlo o apretarlo durante aproximadamente cinco segundos. Procura no apretar con demasiada fuerza y lastimarte.
    • Relájate rápidamente el grupo muscular tenso mientras exhalas.
    • Es muy importante enfocarte atentamente en la diferencia que hay entre la sensación de un músculo tenso y uno relajado.
    • Después de mantenerte en este estado durante unos 15 segundos, repite todo el proceso con otros grupos musculares.
  7. Considera la posibilidad de tomar medicamentos. Si bien los medicamentos no suelen recetarse directamente para tratar la hipocondría, esta condición tiende a relacionarse con la depresión o trastornos de ansiedad, los cuales sí se tratan con medicamentos. Estos medicamentos podrían mejorar indirectamente los síntomas de hipocondría. Si crees que podrías obtener algún beneficio al tratar la depresión o ansiedad, explícale la situación a tu médico.
    • Tu médico puede optar por recetarte un inhibidor de la recaptación selectiva de serotonina que te sea de utilidad.
    • Asegúrate de consultar permanentemente con tu médico antes de empezar, detener o cambiar la forma en que tomas los medicamentos.

Modificar tu comportamiento

  1. Mantente ocupado. Si eres propenso a sufrir de hipocondría, no te des el tiempo de pensar en si tienes una enfermedad grave. Por el contrario, mantén tu mente ocupada con tareas y metas que te fijes. De hecho, las investigaciones han demostrado que las personas ocupadas tienden a ser más felices en comparación con aquellas que no tienen nada que hacer. Si tienes problemas para mantenerte ocupado, podrías hacer lo siguiente:
    • donar tu tiempo a la caridad;
    • comenzar un pasatiempo nuevo como la pintura o la costura;
    • jugar videojuegos o mirar un episodio de tu programa de televisión favorito;
    • aceptar un trabajo de medio tiempo.
  2. Evita investigar tus síntomas en Internet. Investigar tus síntomas en Internet solo reforzará tus miedos y te hará sentir más temeroso. Por lo general, los síntomas son sumamente específicos y podrían significar una variedad de cosas. A menudo, las causas más comunes de cualquier síntoma que tengas serán precisamente lo que te afecta, o por lo menos es lo más probable. No obstante, si pasas tiempo indagando en Internet por cada pequeño dolor de cabeza que tengas, podrías obtener las conclusiones incorrectas.
    • Por ejemplo, existen varias causas para los dolores de cabeza, la mayoría de las cuales son inofensivas. No obstante, si investigar sobre tumores cerebrales y dolores de cabeza, probablemente solo te asustes. Una vez más, las probabilidades de que tu dolor de cabeza sea indicio de un tumor cerebral son sumamente bajas.
  3. Dedica un tiempo para preocuparte. No intentes no pensar en eso. Mientras más te resistas a no pensar en algo, más pensarás en ello. Por el contrario, dedica 30 minutos al día, cuando estés en buen estado mental y muy relajado a revisar todos tus síntomas y analizar las posibilidades racionales e irracionales.
    • Quizás debas modificar los tiempos hasta encontrar el más adecuado para ti. Por ejemplo, quizás sea mejor para ti preocuparte de estas cosas por la mañana de modo que puedas continuar normalmente con el resto de tu día. Por otro lado, quizás tus pensamientos de preocupación se acumulen a lo largo del día y puedas sentir un mayor alivio al preocuparte por la noche.
  4. Acude donde un buen médico de cabecera. Cambiar de médicos frecuentemente solo dará lugar a diferentes diagnósticos, muchos exámenes y diversos comentarios. Por el contrario, busca un médico de confianza que tus amigos y familiares te recomienden o que tenga buenos comentarios en línea.
    • Será de gran utilidad si tu médico es consciente de que eres propenso a temer lo peor cada vez que te enfermas o te lesionas, independientemente de que sea algo real o que creas que lo es.
    • Pregúntale a tu médico de cabecera si es necesario que te derive con un especialista en lugar de que busques uno por tu cuenta. Lo más probable es que tu médico tenga la capacitación suficiente para decidir si una visita a un especialista es un método garantizado.
    • Programa consultas con tu médico según sea necesario. Asegúrate de explicar tus síntomas y las cosas que te preocupan además de preguntar si programar una consulta valdría la pena.
  5. Mantente sano. No te des ninguna razón para pensar que podrías estar enfermo en un futuro cercano. Asimismo, si tienes un estilo de vida poco saludable, podrías sentirte peor e interpretar esas sensaciones como un indicador de un problema de salud serio. Por lo tanto, trata bien a tu cuerpo al realizar lo siguiente:
    • Duerme entre 7 y 9 horas, la cantidad de tiempo necesaria para sentirte completamente recuperado.
    • Haz mucho ejercicio, entre unos 30 minutos al día, por lo menos unos cuantos días a la semana.
    • Comer una dieta equilibrada que incluya frutas y verduras, pan, pasta, papas, proteínas (carne, pescado, huevo o frijoles), algunos lácteos y una cantidad pequeña de alimentos con alto contenido de grasa o azúcar.
    • Evita los hábitos poco saludables tales como el consumo excesivo de alcohol o cafeína.
      • Evita beber más de 6 vasos de vino a la semana y procura espaciarlos de manera equitativa a lo largo de la semana.
      • Evita beber más de cuatro tazas de café al día.
    • También evita fumar, el cual es un hábito muy nocivo para la salud.
  6. Aumenta gradualmente algunas conductas que sueles evitar. Podrías evitar algunas conductas debido a que piensas que te harán sentir enfermo o te provocarán la muerte. Por ejemplo, si te preocupas excesivamente por la posibilidad de tener un ataque cardiaco, es probable que evites las actividades tales como el ejercicio o el sexo. Para superar tu ansiedad por las enfermedades, puedes aumentar gradualmente las conductas que evitas normalmente. Cuando las realices y no sufras ninguna consecuencia negativa, podrás aprender que en verdad no hay nada que temer.
    • Al comenzar de manera gradual, afrontas un riesgo mínimo al principio, de modo que la tarea no parece demasiado desalentadora. Por ejemplo, si tienes miedo de hacer ejercicio porque crees que te dará un ataque cardiaco, podrías comenzar con una caminata ligera. Al día siguiente, podrías dar una caminata más enérgica. Luego, podrías trotar lentamente por 3 minutos. Posteriormente, podrías trotar a un ritmo razonable durante 5 minutos y así sucesivamente

Consejos

  • Intenta hacer algo que disfrutes para mantenerte ocupado. De esta manera, no te obsesionarás con las enfermedades.
  • Si la hipocondría controla tu vida, habla con tu médico. Tal vez pueda derivarte con un psicólogo o psiquiatra, o recetarte un medicamento contra la ansiedad.
  • En ocasiones, la hipocondría puede ser una consecuencia de algo más, como depresión o ansiedad, así que asegúrate de contarle a tu médico si experimentas alguno de estos trastornos.
  • No tengas miedo de pedir ayuda. No tiene nada de mal con ir a un psicólogo o tomar medicamentos si eso te ayuda a vivir sin la preocupación constante de una enfermedad.
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