Cómo ser una buena camarera (mesera)

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Trabajar como camarera o camarero podría ser un torbellino, ya seas un miembro experimentado del personal o recién hayas entrado a esta industria. Tómate un tiempo para leer el presente artículo y reflexiona sobre las mejores prácticas de esta ocupación cuando no estés en medio de un turno muy atareado. Si te esfuerzas por mejorar tu servicio, las sonrisas de los clientes, la satisfacción de tu empleador y el dinero en el tarro de propinas serán más y más.

Trabajar efectiva y eficientemente

  1. Tu presentación siempre deberá ser impecable. Si usas uniforme, asegúrate de mantenerlo en condiciones excelentes (planchado, sin manchas y limpio). Si no lo usas, ponte ropa ligeramente formal y bien cuidada. Así, los clientes tendrán una mejor primera impresión y tu jefe estará contento. Revisa tu aspecto físico periódicamente en caso de que te veas desaliñada o hayas manchado el uniforme con algo sin darte cuenta.
    • Tus uñas deberán estar limpias y debidamente cortadas.
    • Ponte unos zapatos que se vean bien (no zapatillas) y llévalos bien amarrados. Nunca te pongas sandalias.
    • Abstente de echarte perfume o colonia, pues algunos clientes podrían ser alérgicos a esos aromas. Asimismo, procura no fumar antes del trabajo o durante el receso, porque podrías terminar con un olor detestable.
    • Tus joyas y maquillaje deberán ser sutiles y discretos.
  2. Conoce el menú al dedillo. Estar familiarizada con todos los platillos del menú te ahorrará mucho tiempo y molestias a la hora de los pedidos. Si es necesario, estudia el menú en tu tiempo libre para evitar errores y pedidos lentos.
    • Familiarízate con cada opción para cada pedido. Si algún cliente pide un sándwich, deberás conocer los panes disponibles, las guarniciones que vienen con el sándwich y la manera cómo expresar esas preguntas de manera clara.
    • Infórmate sobre los platillos que contengan carne, lácteos y alérgenos comunes, tales como maní. Tendrás que estar lista para sugerir alternativas semejantes para aquellos clientes que no pueden comer dichos ingredientes.
    • Familiarízate con las especialidades del día antes de cada turno de trabajo.
  3. Sugiere compras adicionales. Con cortesía, pregúntale al cliente si quisiera una bebida, una guarnición o agrandar su pedido. La administración del restaurante te agradecerá por hacerlo y a medida que tus clientes compren más, más abundantes serán tus propinas.
    • Conoce los licores que son costosos y de alta calidad. Cuando algún cliente pida un trago, sugiérele alguno.
    • Pregúntales siempre a los comensales si les gustaría tomar un aperitivo.
    • Nunca seas insistente ni engañosa. Preséntale la opción al cliente cortésmente, pero no mientas diciendo que es un plus gratuito.
  4. Haz varias tareas a la vez. Tu turno será mucho más sencillo si logras realizas tres tareas en un solo viaje de ida y vuelta a la cocina. Lleva los platos vacíos de las mesas cada vez que vayas a la cocina. Llena una bandeja cuando varias mesas quieran condimentos, bebidas o artículos similares en lugar de llevarlos uno por uno.
    • A menos que seas una camarera experimentada que recuerda perfectamente todas las tareas, anota inmediatamente los pedidos y haz notas adicionales si tienes que recordar hacer algo al cabo de cinco o diez minutos.
  5. Administra bien tu tiempo. Mantente al tanto de cuánto tiempo ha pasado desde que pasaste por cada mesa y familiarízate con el tiempo de cocción de cada platillo. Ve a cada mesa después de que hayan terminado sus platos. Muévete enérgicamente, pero no corras y trata de mantener un paso constante para que todo vaya sobre ruedas.
    • Transmite tu conocimiento de camarera al cliente. Si alguien pide un filete bien cocido, infórmale que tomará más tiempo. Si se acaba de terminar la sopa y el cocinero tiene que preparar otra, infórmale cuánto tiempo demorará y sugiérele otra alternativa.
  6. Revisa la comida antes de llevarla al cliente. Principalmente cuando haya pedidos especiales, podrás ahorrarle a todo el mundo un dolor de cabeza asegurándote de que el pedido sea el correcto antes de llevarlo a la mesa.
    • Si el pedido no es el esperado, infórmaselos a los chicos de la cocina y a los clientes. Discúlpate por haber tomado tanto tiempo y, si lo permite al restaurante, trata de darles un platillo con descuento o algo extra para compensarlo.
  7. Anticípate a los pedidos más comunes. La mayoría de clientes querrá comer su hamburguesa con kétchup. Los niños tiran los cubiertos con frecuencia. Cuando ya conozcas los pedidos más populares según los platillos y clientes, llévalos a la mesa con anticipación. Así ahorrarás tu tiempo y el de los clientes, además se sentirán bien atendidos.
    • Si tienes un mandil con bolsillo, podrías guardar cubiertos, bolsitas de condimentos y servilletas extra.
  8. No dejes que una mala propina arruine tu turno. Nunca te quejes con el cliente por haber recibido una mala propina, por más excelente que haya sido tu servicio. Además de correr el riesgo de ser despedida, podrías ganarte la fama de ser la que siempre se queja, lo cual creará malas relaciones con los demás miembros del personal de camareros.
    • Algunos nunca dan buenas propinas independientemente del servicio. Otros no tienen el dinero suficiente para la propina o quizá provengan de un país donde dar propina no sea una práctica tan habitual.
  9. Nunca te sientes sin hacer nada. Si no hay clientes que atender, ¡ponte a limpiar! Siempre hay trabajo que hacer en un restaurante. Demuéstrale a tu jefe que eres capaz de tomar iniciativa y trabajar duro.
    • Si tus mesas actuales no necesitan que las atiendas, observa también a los demás clientes. Algunos podrían estar llamando a una camarera por un pedido pequeño que podrás traer sin ofender al personal de camareros.

Interactuar con los clientes para recibir mejores propinas

  1. Preséntate. Mira a los clientes a los ojos después de que hayan tomado asiento y preséntate con prontitud. De este modo comenzarás la conversación con el pie derecho, lo cual en promedio te generará mejores propinas y así ellos podrán después solicitar tu atención cortésmente.
    • Haz varias tareas a la vez: preséntate mientras repartes los menús y revisas que cada cliente tenga cubiertos y servilletas.
  2. Sigue siendo educada, amigable y solícita incluso con los clientes enfadados. Cuando te dirijas a los clientes, emplea términos respetuosos siempre, tales como señor, señora y señorita. Compórtate de manera amigable, positiva y haz que se sientan lo más cómodos posible.
    • Pregúntales si antes han venido al restaurante, porque si es la primera vez que vienen, podrías darles la bienvenida y ofrecerles tu ayuda con el menú.
    • Muéstrate amigable, pero no te entrometas en las conversaciones de los clientes, a menos que te lo pidan. Haz tu trabajo, luego deja que el cliente coma o hable en relativa privacidad.
    • Recuerda que siempre deberás sonreír. Por más molestos que sean ciertos clientes o colegas, procura que tu rostro se vea agradable y sopórtalo, ¡así te ahorrarás mucho drama!
    • No hables ni cuentes chismes sobre los cliente aunque creas que no puedan oírte. Sigue siendo cortés y respetuosa cuando hables sobre ellos, porque podrían estar oyéndote.
  3. Respeta el espacio personal del cliente. Nunca te sientas a la mesa para tomar su pedido. No le estreches la mano ni lo abraces salvo que seas una amiga cercana del cliente o lo saludes con la mano como política del restaurante. Otras interacciones físicas dependerán de la atmósfera de tu lugar de trabajo y de si eres hombre o mujer.
    • Ciertos estudios sobre restaurantes estadounidenses arrojaron que las mujeres que tocaban ligeramente el hombro, la mano o brazo de un cliente recibían en promedio mejores propinas por parte de esa persona. Solo deberás hacerlo con aquellos clientes que se vean relajados y cómodos, pero nunca lo hagas si está con una mujer. Sé amigable, no coqueta.
  4. Aconseja al cliente sobre su pedido. Si uno te pide recomendaciones, prepárate para responder cada una de sus preguntas o recomienda tu platillo favorito de cada categoría. Si el cliente pide un platillo que recibe muchas queja, procura recomendar otra opción.
    • A los clientes les gusta cuando les dan los “comentarios privados” de un platillo, pero no deberás llegar al punto de hablar mal de él, a menos que trabajes en un ambiente inusualmente relajado. Más bien, evítales un platillo malo, recomiéndales uno similar y mejor como “la especialidad del chef” o “mi favorito”.
  5. Responda todas las preguntas razonables que te hagan los clientes. Muchas personas tienen razones severas para evitar determinados ingredientes, incluidas las alergias potencialmente mortales. Si no estás familiarizada con todos los platillos del menú (es tu deber), haz tu mejor esfuerzo por averiguar cómo se preparan.
    • Nunca le mientas a un cliente diciéndole que han eliminado un ingrediente que él o ella haya pedido que no lo incluyeran. Si no puedes satisfacer su pedido, sencillamente díselo y sugiere una alternativa similar que pueda comer.
    • No cuestiones a los clientes. Recuerda que hay muchos motivos por los cuales un cliente podría cambiar su pedido, sean motivos religiosos, vegetarianos, veganos y por restricciones culturales. Si es posible cambiar su pedido, ¡no le preguntes por qué pidió lo otro!
  6. Confírmale el pedido al cliente repitiéndoselo. Ciertos estudios de muchos establecimientos estadounidenses arrojaron que los camareros que repetían los pedidos a los clientes recibían más propinas. Por más grande o pequeño que pueda ser ese efecto, también le dará al cliente la oportunidad de corregir cualquier error o cambio de opinión.
  7. Ve cómo están los clientes periódicamente y dales actualizaciones. Si recién eres camarero o camarera, podría tomarte algún tiempo hacerte una idea de la frecuencia con la que deberás visitar cada mesa. Al menos observa si los comensales ya terminaron de comer o si parecen aburridos o irritados mientras esperan la comida.
    • Cada vez que te sea posible, dales un tiempo estimado si preguntan cuánto tiempo demorará la comida.
    • Visita las mesas para llenar los vasos de los clientes si se les está acabando o pregúntales si quieren comprar otras bebidas especiales.
  8. Saca los platillos vacíos con prontitud, pero antes pregúntaselo al cliente. Pregúntale siempre si ha terminado antes de sacar los platos que todavía contengan comida. Si ha dejado mucha, pregúntale si le gustó.
    • Muchos restaurantes permiten que sus camareros den algo extra a los clientes insatisfechos para compensar cualquier mala experiencia, lo cual podría salvar tu propina.
  9. Hazte amiga de los clientes habituales. Sé amigable con la gente con la que normalmente no hablarías. Cuando alguien se siente en tu sección más de una vez, tómate el tiempo para conocerlo. No tienes necesariamente que convertirte en su amiga rápidamente, pero probablemente algunos terminen cayéndote bien.
    • Recuerda su nombre y sus bebidas favoritas, dónde trabajan, etc. Hazles sentir que van al restaurante para visitar a una amiga suya: ¡tú!
    • Procura anotar el aspecto físico y los gustos de cualquier cliente que regrese más de una vez. Quedará impresionado si sabes cómo le gusta el filete en su tercera visita.
  10. No asumas que el cliente quiere la cuenta, pero tampoco lo dejes esperando. Pregúntale si quiere algo más, así se abrirá la oportunidad de que pida postre, algo para llevar o la cuenta.
    • Si dice que no necesita nada más, pregúntale si está listo para la cuenta.
    • Si tiene que pedírtela, por lo general querrá decir que está apurado o has esperado demasiado tiempo desde tu última visita a la mesa.
    • Nunca le preguntes a un cliente si necesita el vuelto. Di: “Ya vuelvo con su vuelto”, luego regresa y deja todo el monto en la mesa.

Aprender en un nuevo empleo

  1. Apréndete el menú con anticipación. Durante la entrevista, sé proactiva y pide un menú para llevártelo. Estúdialo para familiarizarte con la comida que venden. Las cadenas de restaurantes tienen programas de capacitación excelentes que te guiarán para que conozcas el menú y la cocina, pero los bares y establecimientos más pequeños esperarán que aprendas por tu cuenta.
  2. Llega al trabajo temprano. La puntualidad es importante para cualquier empleo, sobre todo en el que recién acabas de empezar. Sin embargo, los restaurantes van a un paso muy acelerado durante las horas punta, así que dejarás una buena impresión si estás listo para trabajar a la hora en punto de tu turno o incluso un poco antes.
  3. Escucha a los empleados experimentados con atención. Aunque ya hayas trabajado como camarera, deberás prestar atención a los detalles de tu nuevo empleo. Cada restaurante hace las cosas ligeramente distintas y prestar atención durante tu capacitación hará que hagas tu trabajo con mayor facilidad. Evidentemente, tampoco viene mal ser respetuosa con el jefe y los colegas, en vez de decirles a secas “Ya lo sé”.
  4. Lleva el ritmo. Si nunca antes has trabajado en un restaurante muy concurrido, podría sorprenderte su ritmo acelerado y lo agotador que es el trabajo. Da lo mejor de ti para llevar el ritmo de los demás colegas. A medida que te acostumbres, las cosas serán un poco más fáciles. Al principio, tendrás que presionarte.
  5. Realiza tareas desagradables sin quejarte. Empezarás desde abajo, pero no escalarás si te quejas. Si te lo piden, limpia las mesas, haz horarios desagradables y recuerda que tendrás más opciones cuando estés más establecida.
  6. Toma las críticas con calma. Ser camarera podría ser un empleo despiadado, pues otros colegas podrían culparte personalmente si creen que fuiste en parte responsable por la mala experiencia de algún cliente (y por consiguiente, una mala propina). Ten presente que recibirás menos críticas cuando aprendas cómo funciona todo, solo trata de sonreír y no dejar que te afecte.
    • Definitivamente no pasará en todos los restaurantes. No te desanimes a postular a un puesto de camarero antes de conocer la atmósfera del establecimiento.
  7. Ofrécete para hacer turnos extra. Sobre todo al principio, la administración y tus colegas deberán saber que eres confiable. Cuando sepas que puedes soportar un turno extra, ofrécete para cubrir uno del programa para que destaques ante tu nuevo jefe.
  8. Haz preguntas cuando no sepas hacer algo. Muestra interés para aprender habilidades específicas o las prácticas del restaurante. Si temes cometer algún error, pregunta siempre cómo se hace algo en particular. Los demás sabrán que eres nueva y de seguro encontrarás al menos una persona que le agradará que hagas preguntas.
    • Esto no quiere decir que deberás cuestionar tu empleo. “¿A qué hora me voy?” o “¿Tengo que hacer esto?” son frases comunes que irritarán a tus colegas y a tu jefe.

Lidiar con situaciones específicas

  1. Presta atención a los padres cuando los niños hagan su pedido. El niño podría pedir un platillo poco saludable, una bebida con cafeína u otro producto que los padres desaprueben. Dale al padre o madre la oportunidad de cambiar el pedido del niño antes de que se lo repitas.
    • Si los padres no prestan atención, repite la orden con voz clara y fuerte, dirigiéndote a todos los comensales. Así tendrán otra oportunidad para darse cuenta.
    • Cuando estés con niños pequeños, después de que el padre o madre hayan mostrado su desaprobación al pedido, podrías desviar la discusión diciendo: “Disculpa, ya se nos terminó la gaseosa, ¿te traigo otra bebida?”.
    • Si personalmente no estás de acuerdo con la elección de algún cliente, no digas nada. La decisión dependerá exclusivamente de los padres, a menos que el pedido claramente viole la ley, por ejemplo, si un menor pide alcohol.
  2. No pongas objetos peligrosos cerca de los niños. Si vas a servir platos calientes, colocar cubiertos de metal u otro artículo potencialmente peligroso, hazlo cerca de los padres y dirígete a ellos como “Servido, señor(a)” si necesitas su atención.
  3. Procura que la experiencia de los padres con bebés sea lo más rápida posible. La atención de los bebés y niños pequeños generalmente es corta y si la comida se alarga mucho, los padres y todo el restaurante podrían sufrir. Ve como está esa mesa más seguido que las demás y haz la mayor cantidad de tareas a la vez para acelerar el proceso.
    • Pregúntales si puedes llevar los pedidos de bebidas y comidas juntos en vez de hacer dos viajes.
    • Si uno de los clientes hace un pedido de un platillo que demorará más tiempo, sugiérele una alternativa que se prepare con mayor rapidez.
    • Esta será una de las pocas veces que deberás traer la cuenta cuando te acerques a llevarte los últimos platos. Aun así primero deberás preguntarles si han terminado.
    • No hagas sentir a los clientes que estás tratando de echarlos. Muchos padres cansados y ocupados valorarán tu servicio rápido, pero si ves que les molesta, da un paso atrás y deja que coman a su propio ritmo.
  4. Mantente neutral cuando veas discusiones sobre quién pagará. Si muchos clientes en una sola mesa quieren pagar, procura colocar la cuenta en el centro de la mesa y no cerca de alguno. Si tratan de involucrarte en la discusión, solo sonríe y di que regresarás para recogerla.
  5. Aprende a servir té y café. La gente podría tomarse muy en serio cómo tomar el té y café, además valdrá la pena saber cómo servirlos de modo que la mayoría quede contenta. Haz caso omiso a este consejo si ya sabes cómo les gusta tomar sus bebidas a ciertos clientes regulares (algo a lo que deberás prestar atención).
    • Los fanáticos del té casi siempre son muy minuciosos con respecto a su preparación. Asegúrate siempre de saber qué variedad de té pidieron y bríndales mucha leche, gajos de limón y azúcar para que personalicen su bebida.
    • No vuelvas a llenar su taza de té o café sin antes preguntarle al cliente, porque podrías alterar su tan cuidada preparación.
    • No pongas la cucharita dentro del té o café antes de llevárselo al cliente. Al hacerlo, disminuirá la temperatura de la bebida, cosa que no les gustará a algunos.
  6. Cuando los comensales pidan una bebida con cafeína o alcohol, pregúntales si les gustaría un vaso de agua. Será más relevante para los que están en un restaurante que los que están en un bar. A muchos les gusta beber agua para contrarrestar la deshidratación o los efectos sobre el estado de ánimo propios de esas sustancias.
    • Quizá no puedas seguir esta regla en ciertas regiones fuera de EE.UU., en donde servir agua es menos común o no es gratis.
  7. Nunca pongas un objeto que haya caído al suelo sobre la mesa. Aunque sea solo una hoja de publicidad o un salero, deberás reemplazarlo con otro de la cocina. Los clientes no querrán tener “gérmenes del suelo” en sus mesas.
  8. Practica tareas especializadas en tu tiempo libre. Lo más habitual es que sea abrir una botella de vino. Podrás practicar muchas de las tareas de servicio que te parezcan difíciles cuando te sirvas a ti mismo la cena, así no te tomarán tanto tiempo extra en aprenderlas.
    • La mayoría de camareros que se supone que tiene que abrir una botella de vino tendrá que hacerlo frente a los clientes que la pidieron. Practica esta tarea para que parezca más fácil y natural.
  9. Escoge la música apropiada y varía la selección. Si tienes el control sobre la selección de música, mantenla a poco volumen y escoge algo apropiado según el estado de ánimo. Nunca reproduzcas un álbum entero, procura que sea variado para que aquel cliente a quien no le gusta ese cantante tenga la oportunidad de escuchar algo que sí disfrute.
    • A los clientes de un café o que comen durante la mañana o a principios de la tarde disfrutan de la música calmante y discreta. Te recomendamos la música clásica.
    • Los clientes que comen en la noche quizá disfruten de música más energética, aunque ello dependerá grandemente de la atmósfera del establecimiento. La mayoría aún querrá la música a bajo volumen para que pueda hablar con sus amigos. En todo caso, los camareros pocas veces deciden la música que se pondrá en el restaurante durante los momentos más atareados y formales del día.

Consejos

  • Primero lleva los aperitivos, luego las bebidas y los platos principales. Lo aperitivos deberán estar calientes minutos después de servirles las bebidas.
  • Deja el drama, el mal humor y los problemas personales en la puerta.

Advertencias

  • Nunca cuentes tus propinas frente a los clientes.
  • Nunca dejes un cliente para servir a otro. Si el ambiente es informal y no tienes otra opción, al menos di “Disculpe, por favor”.
  • Nunca alardees sobre tus propinas frente a los demás camareros.
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