Cómo ser valiente

Опубликовал Admin
691
0
¿Quieres ser valiente? La valentía no es algo con lo que naces; la adquieres con el tiempo a medida que obtienes experiencias de vida. Puedes practicar ser valiente actuando en base a lo que tu corazón te dice que hagas y poniéndote retos con nuevas experiencias, incluso cuando tengas miedo. Puede tomar un poco de tiempo y mucha paciencia contigo mismo, pero con una actitud positiva y formas útiles de pensar, te darás cuenta de que te volverás más valiente de lo que pensaste que podías ser.

Aceptar el lugar en el que estás

  1. Admite que tienes miedo. La valentía no significa que nunca tengas miedo; significa que tienes miedo pero sigues adelante de todos modos. Cuando tratas de apartar las emociones, a menudo simplemente se vuelven más fuertes. En cambio, reconoce que te sientes de la forma como te sientes. Podrás lidiar mejor con tus emociones cuando seas honesto sobre ellas.
    • Dilo en voz alta. Verbalizar aquello a lo que le tengas miedo puede exponerlo y hacer que parezca más ordinario. No tienes que decírselo a nadie más, solo a ti mismo.
    • También puedes probar tener un diario. Escribe de manera privada pero honesta sobre lo que estés sintiendo. Evita juzgarte a ti mismo; no es útil decir cosas como "Soy todo un cobarde". Enfócate en lo que estás sintiendo en el momento sin juzgarlo: "Tengo miedo de la operación que me tienen que hacer mañana".
  2. Valida tus sentimientos. Debes comprender que tus emociones son normales. El miedo se origina en el cuerpo amigdalino, una región en tu cerebro a la que a veces se le llama "cerebro reptiliano" porque lidia con las emociones primarias, y todos lo experimentan. Juzgarte por tus sentimientos no es útil y no llevará a la valentía.
    • Puede ser útil leer historias escritas por personas que se hayan enfrentado a sus miedos y los hayan superado. Esto puede ayudarte a comprender que no estás solo en sentir miedo, lo cual puede hacer que te sea más fácil aceptar esta emoción en ti.
  3. Ponle nombre a tu miedo. A veces, ni siquiera estamos seguros de a qué le tememos. Esa incertidumbre puede incrementar la ansiedad, lo cual luego nos hace sentir aún más miedo. Tómate un tiempo para identificar lo que podría estar causando este miedo.
    • Es posible que encuentres que la auto reflexión es útil. Trata de ser lo más específico y detallado posible.
    • Por ejemplo: "Tengo miedo. Lo siento en todo mi cuerpo. Tengo náuseas. No sé por qué tengo miedo en este momento. Las cosas que podrían estar causando este miedo son mi preocupación por la salud de mi pareja o mi preocupación por conservar mi empleo, o sentir que mi equipo de fútbol no va a ganar el campeonato este año".
    • Es posible que también te sea útil hablar con un profesional de la salud mental. Muchas personas creen el mito de que la terapia es solo para personas que tienen problemas enormes e insuperables, pero eso no es para nada cierto. Si consistentemente tienes problemas con el miedo, un terapeuta o consejero podría ayudarte a identificar por qué y a elaborar estrategias para abordarlo.
  4. Examina tus miedos. Tendemos a tener miedo cuando percibimos algún daño o amenaza para nosotros (o para otros). Algunos miedos son legítimos, pero otros hacen más mal que bien. Observa bien tus miedos y decide si crees que son útiles o perjudiciales.
    • Por ejemplo, tener miedo del paracaidismo cuando nunca has tenido una clase es razonable. No tienes ningún entrenamiento ni habilidad en esa área y podrías lastimarte. Sin embargo, podrías abordar este miedo tomando clases y aprendiendo más sobre el paracaidismo. Es posible que aún sientas cierto miedo cuando estés arriba en el avión, pero habrás tomado todas las medidas que puedas controlar.
    • Por otro lado, tener miedo de terminar de escribir tu libro debido a cómo lo juzgarán los demás no es útil. No tienes control sobre las reacciones de los demás, pero puedes controlar lo que hagas. En este caso, lo único que te está conteniendo es el miedo en sí.
    • Tus miedos también pueden manifestarse como inmutables y globales. Da un paso atrás y examínalos. Por ejemplo, "Simplemente no soy lo suficientemente valiente como para viajar por mi cuenta" asume que tu miedo es inherente y permanente. En cambio, enfócate en lo que puedes hacer para superar ese miedo: "Tengo miedo de viajar por mi cuenta. Puedo investigar sobre el lugar al que viaje de forma que me sienta más cómodo al llegar. Puedo tomar clases de defensa personal para sentirme más fuerte".
  5. Acepta la vulnerabilidad. Una razón común por la que tenemos miedo es porque nos preocupamos por ser vulnerables. Con la vulnerabilidad viene la posibilidad de la incertidumbre, el dolor o el riesgo. Sin embargo, ser vulnerable también te abre al amor, la conexión y la empatía. Aprender a aceptar la vulnerabilidad como un hecho de la vida puede ayudarte a preocuparte menos por tus miedos.
    • Una forma de ser valiente es aceptar que todo es un riesgo. Todo lo que haces en un día, desde levantarte de la cama hasta cenar, conlleva un nivel de riesgo. Pero eso no evita que vivas tu vida. Tampoco deberían hacerlo las cosas a las que les tienes miedo.
    • El miedo al fracaso es otro miedo muy común. Trata de pensar en las cosas no en términos de fracaso o éxito, sino en términos de lo que puedes aprender de ellas. De esta forma, todo es útil de alguna manera, incluso si no es en la forma que esperabas.
  6. Enfócate en lo que puedes controlar. No puedes evitar tener miedo de algo; es una respuesta emocional que no puedes cambiar. Sin embargo, puedes controlar lo que hagas al respecto. Mantén tu atención enfocada en tus acciones, no en tus reacciones involuntarias.
    • Recuerda que tampoco puedes controlar los resultados de cualquier acción. Solo puedes controlar lo que haces. Abandona la idea de que "tienes" que controlar cómo resulta cualquier acción; simplemente no puedes hacerlo. Enfócate en tus acciones, no en sus resultados.

Desarrollar tu confianza

  1. Busca un modelo a seguir. Si tienes dificultades para salir de una situación, prueba modelar tu comportamiento al de alguien más que haya enfrentado adversidades. Esto no solo puede darte una buena dosis de perspectiva ("Vaya, por lo menos mi problema no es tan malo como eso") sino que también puede inspirarte a ser más valiente.
    • Busca un modelo a seguir entre las personas que ya conozcas. Si te sientes lo suficientemente cómodo, considera preguntarles cómo lidiaron con situaciones que requirieron valentía.
    • Lee sobre personajes históricos valientes. Busca las biografías de personas que sean renombradas por enfrentarse a la adversidad con valentía, como Nelson Mandela, Juana de Arco, los revolucionarios, los insurgentes, etc.
  2. Desarrolla una resistencia mental. La valentía requiere que seas "fuerte" cuando te encuentres con situaciones difíciles o que te den miedo. Sin embargo, la resistencia mental es más que solo una fachada fuerte. Para ser realmente resistente, tienes que practicar lo siguiente:
    • Flexibilidad. La flexibilidad cognitiva es la habilidad para adaptarse a situaciones cambiantes. Es la habilidad para evitar la actitud defensiva si algo sale mal. Es la habilidad para buscar nuevas formas de abordar un problema o situación. Puedes desarrollar flexibilidad reconociendo el potencial para aprender en todas las situaciones y desarrollando una mentalidad de curiosidad en lugar de una de preocupación.
    • Compromiso. A fin de ser valiente en una situación, tienes que encararla de frente. Las personas realmente valientes examinan la situación e identifican cómo abordarla en lugar de tratar de huir o ignorar el problema. Dividir una situación en elementos más pequeños puede ayudarte a enfrentar situaciones alarmantes. También puedes tratar de imaginar el mejor escenario posible en lugar del peor.
    • Persistencia. Es posible que las cosas no siempre vayan sobre ruedas. Las personas valientes comprenden esto y se levantan cuando se caen. Puedes ayudarte a ti mismo a volverte persistente definiendo los pasos que tienes que dar en cada momento. Es mucho más fácil enfrentar un contratiempo si sabes que el siguiente paso que tienes que dar es alcanzable en lugar de una tarea monumental.
  3. Desafía los pensamientos negativos. Todos nos quedamos atrapados en formas inútiles de pensar, o "distorsiones cognitivas", de vez en cuando. Cuando te encuentres teniendo pensamientos negativos sobre ti o sobre una situación, desafíate a examinar la evidencia que realmente tienes para estos pensamientos o redefínelos en términos positivos.
    • Generalizar es una distorsión común. Por ejemplo, "Soy todo un cobarde" es una afirmación sobre ti que generaliza y no es cierta. Puedes experimentar miedo, pero eso no te convierte en "un cobarde".
    • Vuelve a enfocarte en lo que estás sintiendo en el momento. Por ejemplo, "Tengo miedo de esta cita importante mañana porque estoy nervioso de no agradarle a mi cita". Esto te ayudará a evitar albergar creencias dañinas (y erróneas) sobre ti mismo.
    • Convertir situaciones en catástrofes es otra distorsión que puede ocasionar reacciones de miedo. Cuando conviertes una situación en una catástrofe, exageras un evento o experiencia hasta que se sale de control. Por ejemplo: "Mi jefa no me miró cuando me la crucé en el pasillo. Probablemente esté enojada conmigo. Probablemente hice algo mal. Podría despedirme. Perderé la casa". Este es obviamente el peor de los casos, el cual es extremadamente improbable que suceda.
    • Desafía estos pensamientos exigiéndote examinar la evidencia para cada etapa de tu suposición. Por ejemplo: "Mi jefa no me miró cuando me la crucé en el pasillo. Podría estar enojada conmigo. También podría estar distraída por algo más. Es posible que ni siquiera me haya visto. Asumir que está enojada conmigo no tiene sentido; le preguntaré si todo está bien antes de molestarme demasiado".
  4. Rechaza el perfeccionismo. El perfeccionismo es el culpable detrás de muchos miedos. Podemos tener tanto miedo de que nuestros intentos no sean "perfectos" que ni siquiera los intentemos. Es un mito común que el perfeccionismo es lo mismo que una ambición saludable o un deseo de excelencia. En realidad, el perfeccionismo trata de evitar que experimentemos la derrota o el fracaso, y eso simplemente no es posible en la vida.
    • El perfeccionismo puede ocasionar que seas tan duro contigo mismo que consideres cosas que son en realidad logros como "fracasos" porque no están a la altura de tus estándares irracionales. Por ejemplo, un perfeccionista puede considerar un "fracaso" obtener una calificación equivalente a una B en Historia porque no es una calificación perfecta. Un estudiante que sea justo consigo mismo podría verlo como un éxito, porque trabajó lo más duro posible en la clase. Enfocarte en tu proceso en lugar de en los resultados puede ayudarte a vencer el perfeccionismo.
    • El perfeccionismo a menudo puede ocasionar una sensación de vergüenza de ti mismo porque se enfoca solo en tus defectos. Es muy difícil demostrar valentía si estás avergonzado de ti mismo.
    • El perfeccionismo tampoco lleva al éxito. De hecho, muchas personas que se identifican como perfeccionistas son menos exitosas que las personas que aceptan la posibilidad de contratiempos y los ven como experiencias para aprender.
  5. Empieza cada día con autoafirmaciones. Las autoafirmaciones son frases o mantras que tienen un significado personal para ti. Puedes repetirlas para expresar bondad y aceptación hacia ti mismo. Aunque puede sonar cursi, las autoafirmaciones en realidad pueden ayudar a estimular tu confianza con el tiempo.
    • Por ejemplo, puedes decir algo como "Hoy me acepto como soy" o "Soy digno de amor".
    • También puedes enfocar tus autoafirmaciones en desarrollar tu valentía. Por ejemplo, puedes decir algo como "Puedo ser valiente hoy" o "Soy lo suficientemente fuerte como para lidiar con lo que el día de hoy me presente".
    • Recuerda mantener tus autoafirmaciones enfocadas en ti mismo. Recuerda que no puedes controlar a los demás. Por ejemplo, una autoafirmación útil podría ser: "Hoy haré mi mejor esfuerzo por manejar mis miedos. No puedo hacer más que mi mejor esfuerzo. No puedo controlar cómo otros actúan o reaccionan a mí".
    • Expresa tus autoafirmaciones de una forma positiva. Los humanos reaccionan negativamente a afirmaciones negativas, incluso si se supone que deben ser útiles. En lugar de decir "Hoy no sucumbiré a mis miedos", di algo como "Hoy puedo enfrentar mis miedos porque soy fuerte".
  6. Distánciate de tus miedos. A veces, puede ser útil ver tus miedos como algo separado de ti. Visualizar tu miedo como una criatura aparte puede ayudarte a sentirte más en control de él.
    • Por ejemplo, podrías imaginar que tu miedo es una pequeña tortuga. Cada vez que tiene miedo, la tortuga mete su cabeza dentro de su caparazón y no puede hacer ni ver nada, lo cual obviamente no es útil. Visualiza tu "miedo tortuga" y enfréntalo, diciéndole que estás haciendo lo que puedes controlar y no te vas a preocupar por lo que no puedes controlar.
    • Usar imágenes cómicas o graciosas puede quitarle un poco del poder a tu miedo, haciéndolo parecer ridículo. (Funcionó en la saga de Harry Potter, ¿verdad? ¡Riddikulus!).
  7. Pídele ayuda a tus amigos. A veces, una palabra de aliento de un amigo o ser querido puede ayudarte cuando no te estés sintiendo tan valiente. Rodéate de personas que también estén comprometidas con la vulnerabilidad y la valentía en lugar de personas que permitan que los pensamientos temerosos las dominen.
    • Los humanos son susceptibles al "contagio emocional". Resulta que, tal como puedes pescar un resfriado, también puedes "pescar" emociones de las personas a tu alrededor. Es importante rodearte de personas que sean tolerantes y valientes ellas mismas. Si pasas la mayor parte del tiempo con personas que estén aterradas de algo (y que no estén haciendo nada para manejar ese miedo), es posible que tengas problemas para superar tu propio miedo.
  8. Intenta tareas difíciles. Tener éxito en algo que te parezca desafiante puede darle un empujón a tu confianza en ti mismo. Incluso si no le agarras el truco inmediatamente a tu proyecto, trata al desafío como una experiencia de aprendizaje y recuérdate que puedes tomarte el tiempo que necesites para aprender.
    • Por ejemplo, podrías establecerte el objetivo de aprender a tocar la guitarra, cocinar una comida francesa gourmet o certificarte en buceo. El único límite es tu imaginación.
    • Establece metas e intenta retos que tengan un significado personal para ti. Una forma infalible de dañar tu confianza en ti mismo es compararte constantemente con los demás. No te preocupes por lo que alguien más piense de tus objetivos; hazlos para ti.
  9. Practica la concientización. Una razón por la que muchos de nosotros tenemos dificultades con la valentía es que queremos evitar sentirnos tristes, enojados o frustrados, así que nos "desconectamos" del sufrimiento que nosotros y los demás experimentamos. Practicar la aceptación consciente de la experiencia presente, sin juicios, puede ayudarte a aceptar emociones negativas, así como las positivas, lo cual puede ayudar a sentirte más valiente.
    • La meditación consciente puede ser una excelente forma de practicar estas habilidades. Puedes tomar una clase o enseñarla tú mismo.
    • La Universidad de California en Los Ángeles ofrece varias meditaciones guiadas descargables. La Universidad de California en San Diego también tiene guías de meditación en MP3 descargables. La empresa de servicios de salud Harvard Pilgrim tiene también un programa que ofrece un curso gratuito y videos de práctica para la concientización.

Practicar la valentía todos los días

  1. Practica aceptar la incertidumbre. La incertidumbre es la fuente de muchos miedos. Sin embargo, puedes aprender a tolerar la incertidumbre incorporándola gradualmente a tu experiencia diaria. Esto incrementará tu confianza y habilidad para manejar situaciones inciertas, lo cual te permitirá actuar con valentía.
    • La "intolerancia de la incertidumbre" ocasiona mucha ansiedad. Es posible que te parezca difícil aceptar que algo negativo puede ocurrir en una situación. Puedes sobreestimar los riesgos de una situación o evitar actuar del todo porque estás preocupado por las consecuencias.
    • Mantén un diario a lo largo del día, anotando cuándo te sientes inseguro, ansioso o temeroso. Anota en detalles específicos lo que crees que está ocasionando estos sentimientos. También toma nota de cómo reaccionas a ellos en el momento.
    • Clasifica tus miedos. Coloca las cosas a las que les tengas miedo o por las que estés ansioso en una escala del 0 al 10. Por ejemplo, "Tener una cita con un desconocido" puede ser un 8, mientras que "Ir a ver una película que no he visto antes" podría ser un 2.
    • Empieza a aprender lentamente a manejar tu miedo a la incertidumbre practicando en escenarios de bajo riesgo. Por ejemplo, elige uno de los miedos que hayas clasificado más bajo, como "probar un nuevo restaurante", y practícalo. Es posible que termines odiando el restaurante, y eso está bien. Lo importante es probarte a ti mismo que puedes enfrentar la incertidumbre con valentía y salir de ello aún más fuerte.
    • Registra tus reacciones en tu diario. Cada vez que te enfrentes a un miedo, registra lo que sucedió. ¿Qué hiciste? ¿Cómo se sintió hacerlo? ¿Cómo reaccionaste a esos sentimientos? ¿Cómo resultó?
  2. Haz planes específicos. Es fácil sentir miedo cuando no sabes lo que tienes que hacer. Divide los desafíos y situaciones en tareas más pequeñas que puedas lograr.
    • Visualizar los obstáculos que podrías encontrarte puede ayudarte a actuar con valentía cuando te topes con dificultades. Piensa en cualquier obstáculo que podrías enfrentar y crea un plan de acción para lidiar con él.
    • Formula tus planes y metas en un lenguaje positivo. Las investigaciones demuestran que es más probable que logres tus metas cuando las planteas positivamente como algo hacia lo que estés trabajando, no de lo que te estés alejando.
    • Mantén tus metas basadas en el desempeño. Recuerda que solo puedes controlar tus acciones y reacciones, no las de nadie más. Asegúrate de establecer metas y hacer planes que puedas lograr por medio de tu propio trabajo.
  3. Elige ayudar a otros. Cuando tengas miedo o estés estresado, tu tendencia natural puede ser esconderte del mundo. Sin embargo, las investigaciones psicológicas sugieren que esta no es la forma más útil de estimular la valentía. Muchas personas exhiben una tendencia a "cuidar y hacer amigos", en donde reaccionas a una situación estresante expresando cuidado hacia los demás. Expresar cuidado hacia otros activa un estado de valentía en tu cerebro que puede transmitirse a tus propias situaciones. La próxima vez que sientas miedo, trata de mostrarle compasión a alguien más u honrar su fuerza. Es posible que encuentres que la tuya también incrementa.
    • Cuando se estimula el sistema de cuidado social, regulado por el neurotransmisor llamado oxitocina, experimentas una mayor empatía y conexión con los demás. Este sistema también inhibe las áreas de tu cerebro que procesan el miedo.
    • El sistema de recompensas en tu cerebro libera un potente neurotransmisor llamado dopamina, que incrementa tu sentido de la motivación y disminuye tu sensación de miedo. La dopamina puede hacerte sentir más optimista y valiente.
    • El sistema de afinación en tu cerebro depende del neurotransmisor llamado serotonina. Tu autocontrol e intuición están vinculados a la serotonina, lo que significa que te sientes más capaz de tomar decisiones valientes (e inteligentes).
  4. Sé valiente durante 20 segundos. A veces, es muy difícil imaginar ser valiente durante un día completo, o incluso una hora completa. Practica ser valiente durante solo 20 segundos a la vez. Puedes hacer cualquier cosa durante solo 20 segundos. Cuando hayas terminado la primera tanda, empieza otra. Y otra. Y otra. Estos pequeños trozos se acumulan.
  5. Considera tu decisión. Si estás enfrentando una situación que podría significar tomar una decisión valiente pero difícil, tómate un tiempo para pensarlo. Si estás firmemente convencido de lo que tiene hacerse, puedes usar eso para ayudar a estimular tu valentía en el momento. La convicción es un factor principal en la valentía. Hazte las siguientes preguntas:
    • ¿Esto es lo correcto? Lo correcto no siempre es lo más fácil ni lo más popular. Depende de tu consciencia para ayudarte a decidir.
    • ¿Esta es la única forma de resolver la situación? Considera si hay otras formas de sortear el problema. ¿Hay alguna forma de esquivarlo en la que aún no hayas pensado?
    • ¿Estás preparado para enfrentar las consecuencias? Si la acción que estás a punto de realizar tiene enormes consecuencias, tómate un segundo adicional para pensarlo. Si el peor de los casos sucediera, ¿podrías manejarlo?
    • ¿Por qué estás tomando esta decisión? ¿Por qué es importante para ti? ¿Qué sucederá si no la tomas?
    • También podrías hacer una lista de pros y contras para cada procedimiento que puedes tomar. ¿Qué es realmente lo peor que podría pasar? ¿Qué es lo mejor que podría pasar?
  6. No pienses; actúa. Después de un determinado punto, es mejor si dejas de preocuparte por lo que estás a punto de hacer y simplemente lo haces. Pensar demasiado no solo puede convencerte de no actuar sino que también puede estresarte y hacerte sentir que no puedes hacer nada. Respira hondo, trata de despejar tu mente y sigue adelante con lo que ya hayas decidido. No vaciles y enfócate simplemente en seguir con ello.
    • Puede ser útil repetir tus afirmaciones mientras actúas. La confianza es importante para ayudarte a superar el primer paso. A medida que continúes actuando, seguirás sintiéndote más valiente.
  7. Simula hasta que lo logres. Aprender a tolerar la incertidumbre y la incomodidad de ciertas situaciones es justo eso: una experiencia de aprendizaje constante. No serás valiente de la noche a la mañana, pero las investigaciones han demostrado que "poner cara de valiente", incluso cuando no te sientas valiente, puede ayudarte a volverte más valiente.
    • No esperes a "sentirte" valiente. A menudo, incluso las personas a las que consideramos valientes (bomberos, soldados, doctores) no se sienten valientes en el momento. Simplemente saben lo que tiene que hacerse y eligen hacerlo.
    • Por otro lado, creer que no puedes hacer algo probablemente se convierta en una profecía autorrealizada. Tu creencia en ti mismo puede ya sea ayudar en tu desempeño o dificultarlo.

Consejos

  • La valentía no siempre ruge. A veces, la valentía es tener suficiente fuerza para levantarte e intentarlo de nuevo.
  • Recuerda: la valentía no es la ausencia de miedo sino la fuerza para enfrentar ese miedo.
  • Cuando tengas que reunir valentía, recuerda los demás desafíos que superaste. Todos han sido valientes alguna vez (aprendiendo a montar bicicleta, por ejemplo). Puedes ser valiente otra vez.

Advertencias

  • Hay una línea delgada entre la valentía y la estupidez. Independientemente de cuán valiente seas, no tomes riesgos que no tengas que tomar.
Теги: