Cómo ignorar el dolor y los sentimientos

Опубликовал Admin
Hay momentos en que las emociones deben ser apartadas para poder sobrellevar una situación difícil. Por ejemplo, nadie olvidará los juegos olímpicos en el que una gimnasta eligió participar después de haber sufrido un esguince en el tobillo como una forma de apoyar a su equipo. Aunque no es recomendable vivir tu vida en un estado de dolor y emociones reprimidas, está bien practicar el manejo del dolor con la finalidad de sobrellevar una situación difícil. Es posible que no seas capaz de ignorar el dolor y las emociones completamente, pero puedes aprender a reorientarlos para que sean menos negativos.

Controlar el dolor físico

  1. Utiliza la imaginación guiada. Esta técnica ayuda a relajar la mente y el cuerpo. Imagina que estás en un lugar que disfrutas (en la playa, en la cima de una montaña o rodeado de árboles en la selva) y haz una imagen mental tan real como puedas. Huele el aire, observa a tu alrededor e imagínate enterrando tus pies en el suelo. Imagina que estás allí con tu cuerpo en perfecto estado de salud. Pasa todo el tiempo que desees en esta experiencia, permitiéndote ser transportado allí mentalmente.
    • Cuando se utiliza la imaginación guiada, tienes el control. Si experimentas un dolor insoportable, permítete volar en tu imaginación guiada. Eres capaz de crear cualquier escena que desees.
  2. Involucra tus otros sentidos. Cuando experimentas dolor, tus sentidos pueden estar fuera de equilibrio, centrándose en lo que sientes. Conscientemente, involucra tus otros sentidos: escucha los sonidos a tu alrededor (los carros afuera o el vecino cortando el césped); huele el aire, o pasa más tiempo oliendo tu comida y observando a tu alrededor; y siente la textura de tu ropa sobre tu piel. Recuérdale a tu cuerpo que puede experimentar diferentes tipos de estímulos aparte del dolor.
    • Involucrar tus sentidos en los momentos de dolor intenso puede ayudarte a cambiar de enfoque y equilibrar tus sentidos.
  3. Céntrate en la sensación física. Esto puede parecer contrario a la intuición, pero trata de identificar qué es lo que estás sintiendo. ¿Es esa sensación algo caliente, fría, ardiente, limitada o general? Es posible que comiences a sentir el dolor menos que una experiencia permanente pero más que un cambio de sensación. Permanece atento a tus experiencias y en un estado de observación.
    • Al centrarte en la sensación física y no en el “dolor”, puedes cambiar la forma en la que experimentas estos sentimientos.
    • Piensa en ello como si observaras tu cuerpo y no como si experimentaras dolor. Cambiar tu percepción puede ayudarte a aliviar tu mente y cuerpo de las experiencias físicas. De esta manera, será menos probable que te estanques en el pensamiento cíclico de “me duele mucho”.
  4. Finge no sentir dolor. La frase “finge hasta que lo logres” incluso puede aplicarse al dolor. Si piensas que las cosas pueden empeorar, no te sorprendas si empiezas a sentir más dolor. Mientras más creas que eres capaz de no sentir dolor, lo lograrás.
    • Repite en tu cabeza “Mejoro todos los días” y “Cada vez siento menos dolor”.
    • Incluso puedes decir “No estoy experimentando dolor en mi cuerpo” y “Mi cuerpo está funcionando óptimamente”.
  5. Sé amable con tu cuerpo. Recuerda que tu cuerpo no está en tu contra y que no te está haciendo daño a propósito. Trata a tu cuerpo con amor, amabilidad y respeto, especialmente porque está adolorido. Tu cuerpo no te está haciendo sufrir intencionalmente.
    • Expresa amor hacia tu cuerpo tratándolo con amabilidad, descansando adecuadamente y consumiendo alimentos saludables para ayudar en la recuperación.
  6. Consulta con un especialista en dolor. Es posible que desees consultar con un especialista en dolor para tratar tu dolor crónico. Incluso si prefieres “aguantarte”, es posible que consigas alivio sin prescripción médica para el dolor que sientes, como ajustar tu postura, o usar un cojín o una almohada.
    • Es posible que algunos dolores no desaparezcan y, de hecho, pueden empeorar con el tiempo. Escucha a tu cuerpo y busca intervención médica cuando sea necesario.

Ajustar tu mentalidad

  1. Ten en cuenta tus pensamientos. Cuando se experimenta dolor, es posible que pienses “Esto nunca desaparecerá” o “No puedo soportar esto”. Cuando tengas esos pensamientos, estás permitiéndole a tu cuerpo experimentar reacciones emocionales que acompañan esos pensamientos, como malestar, incomodidad, enojo o temor. Practica reprogramar tus pensamientos y date cuenta de que tus emociones empiezan a cambiar también.
    • Cuando tengas un pensamiento negativo, piensa en algo diferente para reemplazarlo. En lugar de pensar “Soy tan miserable”, piensa “Estoy mejorando cada día”.
    • En lugar de pensar “El dolor es insoportable”, piensa “Puedo manejar este dolor y enfocar mi mente en otra cosa”.
  2. Cambia tu atención. Es fácil concentrarte en lo que te duele, pero elige centrar tu atención en una parte de tu cuerpo que esté saludable y en óptimo funcionamiento. Tal vez puedes observar tus manos y dedos moviéndolos sin esfuerzo, o mover los dedos de los pies. Relájate mientras observas y sientes esas sensaciones, permitiendo que sean las sensaciones dominantes en tu cuerpo. Incluso si el dolor es abrumador, esto puede recordarte que no todo tu cuerpo se encuentra adolorido.
    • También puedes concentrarte en la sensación de parpadear, en lo fácil que es y en cómo tu cuerpo monitorea esta acción por sí solo la mayoría del tiempo.
  3. Elige no sufrir. El sufrimiento es un modo de pensar que se basa en revivir el pasado, culpar a los demás o recordarte que eres miserable. Recuerda que el sufrimiento es relativo y se basa en una experiencia emocional, no en circunstancias físicas. Si bien no se puede elegir experimentar una vida sin dolor, puedes elegir cómo responder ante el dolor.
    • En lugar de pensar “Tengo la peor suerte”, piensa “No elegí esto, pero aceptaré esta situación y no me sentiré mal por mí”.
    • Crea un ejercicio o ritual que te permita practicar no sufrir. Puedes elegir un estribillo para repetírtelo cada vez que surjan pensamientos negativos, como “Elijo responder a la sensación física sin tener que sufrir”.
    • Pasamos la mayor parte de nuestras vidas pensando en que está bien sufrir, así que tómate un tiempo para adaptarte a esta nueva mentalidad. Date cuenta de que tu forma de pensar no puede cambiar de la noche a la mañana y que podrían haber días en los que desees sentir lástima por ti mismo.
  4. Sé positivo. Pensar positivo te ayuda a vivir una vida más feliz y libre de estrés. En lugar de centrarte en lo negativo de tu vida, céntrate en todo lo positivo. Céntrate en tu recuperación, las cosas positivas que estás logrando y la atención que estás recibiendo.
    • No te estanques en el pensamiento polarizado, o viendo “todo bien” o “todo mal”. Si te culpas por el dolor o por tomar malas decisiones, recuerda que muchos factores influencian cada resultado. Permítete mencionar todos los lados posibles, incluso las zonas grises.
  5. Elige la aceptación. Si bien es posible que no te guste tu situación actual, puedes aceptar lo que está fuera de tu control. Por ejemplo, no puedes eliminar tu dolor o tus lesiones, pero puedes aceptar su función en tu realidad. Si bien es cierto que la aceptación no es una práctica fácil, te ayuda a suavizar el estrés y vivir con más paz.
    • Cuando el dolor y los sentimientos difíciles surjan, respira hondo y di “No me gusta lo que estoy experimentando, pero acepto que es parte de mi vida en este momento”.

Agregar cosas positivas a tu vida

  1. Céntrate en la felicidad. No gastes tu tiempo pensando en lo que te estás perdiendo o en lo que podrías estar haciendo si no estuvieras sintiendo dolor. En lugar de eso, céntrate en agregar felicidad a tu vida en este momento. La felicidad se encuentra a menudo en las pequeñas cosas o cuando, por ejemplo, “te detienes a oler las rosas”. Cuando te sientas triste, busca la felicidad en las pequeñas cosas: una bonita nota de un amigo, una manta tibia y acogedora para envolverte, o un lindo gato con el que te acurruques en casa.
    • Haz cosas que te hagan feliz, como colorear, dibujar, bailar o jugar con tu perro.
    • Cuando empieces a sentirte negativo, haz algo que te complazca, incluso si es solo tomar una taza de té.
  2. Sé agradecido. Podría ser difícil encontrar cosas por las que agradecer cuando estás sintiendo dolor y sintiéndote mal, pero dale una oportunidad. Ser agradecido te permite ver más allá de la percepción actual de tu experiencia negativa y apreciar la vida desde un punto de vista más amplio.
    • Al ser agradecido, puedes centrarte en los sentimientos más positivos y no en el dolor o en las emociones tristes.
    • Inicia un diario de gratitud y escribe las cosas por las que estás agradecido todos los días. Esto puede incluir tener la ropa limpia, comer algo delicioso o encontrar a la venta un artículo que realmente te gusta.
  3. Sonríe. ¿Sabías que la sonrisa tiene la capacidad de mejorar tu estado de ánimo? Al sonreír, puedes empezar a aumentar la sensación de felicidad, así como la felicidad logra que sonrías. Incluso si estás adolorido o enojado, sonríe y observa si comienzas a experimentar el dolor o las emociones negativas de manera diferente.
    • Conéctate con las sensaciones asociadas con sonreír y empieza a sentir que la felicidad inunda tu cuerpo.
  4. Ríe. Reír relaja todo el cuerpo, puede mejorar tu estado de ánimo, y es beneficioso para la mente y el cuerpo. No tienes que buscar demasiado para encontrar cosas que te hagan reír: mira divertidos programas de televisión, invita a un grupo agradable de amigos a pasar una noche de juegos o lee un libro divertido.
    • Todos tienen un sentido del humor diferente, así que haz cosas que te hagan reír, cualquiera que estas sean.
  5. Permanece en contacto con tus amigos. No te aísles en un momento de necesidad, ¡ve con tus amigos! Rodéate de personas felices que mantengan una actitud positiva naturalmente. Elige pasar tiempo con gente que se ría fácilmente y sonría con frecuencia, y con quien te sientas bien cuando está cerca.
    • Si estás aislado, date cuenta de que esto puede contribuir a sentirte deprimido. Parte importante de vivir sanamente es tener contacto con otras personas.
  6. Busca ayuda. Si sientes que tu dolor es demasiado grave como para ignorarlo o aliviarlo por tu cuenta, busca ayuda. Ya sea que la ayuda que busques sea ver a tu terapeuta o hablar con un amigo, determina lo que sería más útil para ti.
    • Recuerda que hay gente que te quiere y se preocupa por ti.
    • Si te sientes crónicamente infeliz y sientes que no hay esperanza, podrías estar experimentando síntomas de depresión. Para más información, consulta Cómo saber si sufres de depresión y Cómo lidiar con la depresión.
    • Si necesitas ayuda para encontrar un terapeuta, visita Cómo escoger un terapeuta.

Consejos

  • Recuerda que las emociones están presentes incluso si finges que no lo están. Además, son parte de quien eres.
Теги: