Cómo crear una guía básica de estudio

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Las guías de estudio pueden proveerte una manera sencilla y rápida de repasar el material antes de las pruebas o de los exámenes. Hay varios formatos de guías básicas de estudio y cada uno está diseñado para ayudarte a consolidar la información de manera que sea accesible y fácil de leer. Algunos temas se pueden adecuar mejor que otros a formatos diferentes de guías de estudio, pero una guía de estudio únicamente es tan buena como la información que incluyas en ella. Asegúrate de extraer información de fuentes confiables cuando elabores tu guía y concéntrate en organizar el material de una manera que tenga sentido para ti.

Escoger un formato

  1. Haz un mapa conceptual. Los mapas conceptuales o los diagramas de bifurcación son maneras de rastrear las ideas para que puedas seguir la información fácilmente de lo general a lo específico. Los mapas conceptuales son ideales para las personas que aprenden visualmente. Además, te permiten trazar conexiones entre las cosas.
    • Un ejemplo de un mapa conceptual puede ser colocar el título de un capítulo en el centro del mapa y añadir líneas que se dirijan a cada tema principal a partir del capítulo. Entonces, cada tema puede tener líneas que se dirijan a la evidencia de respaldo, proveyéndote un mapa visual sencillo del contenido del capítulo.
    • Estas guías de estudio se asemejan a los cuadros de flujo e involucran ideas amplias con ramificaciones a ideas subsidiarias.
    • Los mapas conceptuales te permiten organizar la información espacialmente y en una red expansiva en vez de en un formato lineal, como la mayoría de las guías de estudio.
    • Empieza con un tema principal en el centro, luego traza ramificaciones a partir de él con evidencias de respaldo de la información.
  2. Crea un cuadro comparativo. Los cuadros comparativos son una manera sencilla de organizar la información que deseas comparar. Este método es más efectivo si tratas de establecer similitudes y diferencias entre los hechos, las teorías o los temas.
    • Los cuadros comparativos te permiten ver las relaciones entre las características o las categorías específicas.
    • Los cuadros comparativos son particularmente útiles en las clases de ciencia en las que trates de identificar las relaciones entre los organismos.
    • Un buen uso para un cuadro comparativo puede ser la identificación de las similitudes y las diferencias entre la revolución americana y la francesa o algo con elementos que coincidan y que difieran.
    • Crea una tabla con los temas enumerados en una columna seguida de columnas para varios pedazos de información que se relacionen o difieran entre sí.
  3. Escribe tarjetas conceptuales. Las tarjetas conceptuales son tarjetas bien organizadas. Por lo general, se deben hacer en fichas de 7,5 por 12,5 centímetros (3 por 5 pulgadas) o más grandes. Las tarjetas conceptuales son buenas para ayudarte a memorizar el material y para autoevaluarte en materias como Matemáticas, Ciencia o Historia.
    • Escribe la idea o el concepto central en la parte frontal de la tarjeta con la categoría (si hay una) y la fuente que usaste para obtener la información.
    • Escribe el contenido más importante con respecto a la idea o al concepto en la parte posterior de la tarjeta.
    • Resume la información para hacer más fácil el repaso mientras estudias.
  4. Haz una hoja de resumen. La forma más sencilla y más común de guía de estudio es la hoja de resumen. Simplemente empieza resumiendo partes importantes de tus notas. Las hojas de resumen son buenas para que las personas aprendan bien al repasar el material. Son particularmente útiles para las clases de Historia y Literatura y requieren poca memorización.
    • Usa títulos para las secciones que sean significativas para que puedas entender los conceptos.
    • Es una de las formas más exhaustivas de guías de estudio y es buena para abarcar cantidades grandes del material.
    • Este método quizás no sea efectivo en cuanto al tiempo, ya que puede incluir material que sea innecesario.

Preparar la guía de estudio

  1. Reúne todas las fuentes que necesitarás. Tendrás que reunir la información de varias fuentes, así que empieza a juntarla. Mientras más preparado estés al empezar, más fácil será escribir la guía de estudio.
    • Será mucho más fácil elaborar la guía de estudio cuando tengas todas las fuentes que necesitarás al alcance.
    • Todas las asignaciones y los materiales de clase pueden ser valiosos al elaborar una guía de estudio.
    • Reúne los exámenes anteriores para buscar áreas con las que puedas haber tenido problemas.
  2. Usa el libro de texto como una fuente. La mayoría de las clases están acompañadas por uno o más libros de texto, los cuales son fuentes invaluables al crear una guía de estudio. Los libros de texto pueden ayudarte a clarificar temas, a organizar el material y a encontrar definiciones de términos importantes.
    • Vuelve a revisar las secciones que abarcaste en clase o en las asignaciones y busca conceptos importantes.
    • Haz una nota con palabras en negrita o en cursivas, ya que puede ser importante para la materia o para abarcar la información que debes saber para el examen.
  3. Extrae información de tus notas. Tomar buenas notas en clase puede ayudarte a retener la información estudiada, pero también puede servir como parte importante de la guía de estudio. Tus notas pueden servirte para la organización del material así como para saber qué áreas cree tu profesor que son más importantes.
    • Vuelve a revisar tus notas y resalta o subraya la información que parezca importante.
    • Concéntrate en los conceptos o en las partes que creas que son especialmente importantes tomando como base las lecturas y asegúrate de que la información se incluya en la guía de estudio.
    • Identifica las áreas con las que no te sientas seguro a lo largo de las notas. Investiga cosas de las que tengas dudas en tu libro de texto y asegúrate de incluir ese contenido en la guía de estudio.
    • El material impreso de la clase también es una fuente valiosa, ya que muestra lo que el instructor cree que es importante.
  4. Usa la tarea como guía. Las asignaciones para la casa pueden mostrarte lo que el profesor cree que es importante y puede darte una idea con respecto a qué tipo de preguntas pueden aparecer en el examen.
    • Presta mucha atención a las cosas en las que te equivocaste en la tarea. Empieza incluyendo esas partes en la guía de estudio.
    • La tarea también puede servir como un recordatorio de todo el material que has estudiado a lo largo del semestre. Úsala para estructurar la guía.
  5. Usa los exámenes anteriores para guiarte. Los exámenes que has dado en lo que va del semestre se diseñaron para probar tu comprensión del material, así que pueden ser buenos instrumentos de revisión.
    • Los temas incluidos en los exámenes previos probablemente se incluirán nuevamente en un examen final.
    • Aunque el nuevo examen no tenga nada que ver con los anteriores, pueden servir para mostrarte qué tipos de preguntas hará tu profesor y cómo espera que se respondan.

Organizar la guía de estudio

  1. Divide la información en temas. Ahora que tienes todo el material que necesitarás para elaborar la guía de estudio, es tiempo de organizarlo. Organiza la guía de estudio de una manera que tenga sentido para ti y que sea fácil de seguir.
    • Si el examen consistirá en una porción de un libro de texto, quizás debas dividir el material del capítulo que aparezca en el libro. Por ejemplo, organiza la guía de estudio por capítulos con información de respaldo o conceptos grandes, como las naciones para Historia Universal o las regiones del cuerpo para Anatomía.
    • Una vez que hayas identificado en que tema genérico debe recaer la información, puedes usar esta premisa para empezar el planteamiento de la guía de estudio.
    • A medida que llenes porciones de la guía de estudio e identifiques áreas con las que te sientas menos seguro, concéntrate en esas áreas del estudio.
  2. Prueba estos ejemplos para ayudarte a organizar la guía de estudio. Dividir la información en segmentos fáciles de seguir es importante para hacer que la guía de estudio sea útil. Aquí hay algunos ejemplos para dividir la información de varios temas en segmentos que puedan ser más manejables:
    • La Revolución Americana se puede dividir por periodos de tiempo en una hoja de resumen (como “1750, 1760 y 1770 a 1781”) o por eventos (como la Ley del Azúcar y del Sello, el Motín del Té y la Declaración de la Independencia), seguidos de información de respaldo para cada categoría.
    • La tabla periódica se puede dividir en tarjetas para que puedas memorizar la abreviación de cada elemento.
    • Los enfoques psicológicos académicos se pueden dividir en un mapa conceptual. Empieza con un círculo central llamado “enfoques psicológicos” que tenga ramificaciones que incluyan el enfoque dinámico, el enfoque humanístico y los aprendizajes sociales.
    • Los virus u otros conceptos biológicos se pueden organizar fácilmente en un cuadro comparativo. Si estudias los virus, enuméralos en la columna izquierda, luego crea columnas para los aspectos de un virus (como los medios de transmisión, los síntomas y los tratamientos).
  3. No metas demasiada información en la guía de estudio. Se supone que la guía de estudio debe ayudarte a entender los temas complicados, así que trata de que sea fácil de entender y no temas excluir cosas que no tengan importancia.
    • Sé muy selectivo con respecto a la información que incluyas en la guía de estudio para evitar que te desalientes al usarla.
    • No tienes que cubrir a profundidad temas con los que te sientas muy cómodo. En cambio, concéntrate en las áreas en las que no te sientas muy seguro.
    • Sin importar qué formato uses, combina la información de cada fuente en secciones individuales con respecto a cada tema. Por ejemplo, si el examen es acerca de la Revolución Americana, incluye toda la información pertinente de tus notas, del libro de texto, de la tarea y de los exámenes acerca de Alexander Hamilton en una sección de la guía de estudio.
  4. Mantén simple la presentación visual de la guía de estudio. Debes ser capaz de recurrir a la guía de estudio frecuentemente, así que haz que sea lo más fácil posible de leer y de seguir. Espacia, subraya y resalta el texto para diferenciar los temas y para que sea más fácil encontrar lo que necesitas.
    • Usa una escritura clara y ordenada para asegurar que entiendas todo lo que has incluido en la guía de estudio.
    • Escoge el tipo correcto de guía de estudio para el material, de manera que sea fácil de encontrar la información que buscas.
    • Sé uniforme en la manera de dividir o de separar las secciones para que puedas identificar fácilmente cuando hayas llegado al final de un tema y empieces el siguiente.
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