Cómo jugar ajedrez solo

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Cuando juegas el ajedrez tradicional, debes anticipar los movimientos de tu oponente. Esto requiere concentración, estrategia, paciencia y práctica. Para desarrollar esta habilidad, puedes jugar ajedrez solo. En lugar de enfrentarte a un oponente, puedes jugar contra ti mismo. ¿Quién puede predecir mejor tus movimientos que tú mismo?

Prepararte para jugar contra ti mismo

  1. Arma el tablero. El ajedrez contra ti mismo no es un juego rápido, pues es una batalla lenta de lógica contra ti mismo. Debido a que lo jugarás durante el transcurso de unos cuantos días o semanas, debes armar el tablero en un lugar adecuado donde nadie pueda molestarte. Coloca todas las piezas en sus respectivas posiciones.
    • Ordena la fila posterior de piezas de izquierda a derecha según el siguiente orden: torre, caballo, alfil, reina, rey, alfil, caballo, torre. La reina blanca debe ubicarse en un cuadrado blanco mientras que la negra debe estar sobre un cuadrado negro.
    • La fila delantera de piezas se compone de ocho peones.
  2. Consigue una ficha. En el transcurso de tu juego en solitario, podrías tener dificultades para recordar los turnos. Por ello, una ficha pequeña, como una moneda o estatuilla, puede ayudarte a llevar un registro. .
    • También puedes girar todo el tablero de modo que puedas verlo desde el otro lado.
  3. Prepárate para ser imparcial. Cuando juegas ajedrez, siempre estás atento a lo que tu oponente (o sea, tú) piensa. Es tentador utilizar esto a tu ventaja para inclinar el juego hacia un lado u otro. No obstante, esto no es beneficioso para tu desarrollo como jugador. Para mejorar tus habilidades mediante el ajedrez en solitario, debes permanecer indiferente con respecto al lado que gane el juego. Los ajedrecistas expertos siempre se esfuerzan por hacer el mejor movimiento posible sin llegar a perder de vista la estrategia de sus oponentes.

Hacer la jugada de apertura

  1. Haz el primer movimiento en cada lado. Al igual que en un juego de ajedrez tradicional, el jugador con las piezas blancas siempre comenzará el juego. Elige un peón blanco y muévelo hacia adelante uno o dos espacios. Cambia de lado y escoge un peón negro para moverlo igualmente uno o dos espacios.
    • Evita imitar los movimientos.
    • Por lo general, los jugadores mueven uno de los peones que están frente al rey o la reina. Esto abre un camino para la reina y los alfiles.
  2. Anticipa los movimientos de tu oponente. Antes de mover tus piezas, siempre haz una pausa para pensar.
    • Hazte varias preguntas sobre la estrategia de tu oponente: “¿Qué hace mi oponente?”, “¿De qué forma su último movimiento afecta al juego?”, “¿Intenta ponerme una trampa?”.
    • Después de evaluar la situación, formula o adapta tu estrategia. En primer lugar, busca movimientos que amenacen al rey de tu oponente o den lugar a la captura de una de sus piezas. En segundo lugar, determina si el movimiento que quieres realizar te dejará vulnerable a alguna captura. Por último, verifica tu evaluación.
  3. Mueve los caballos y alfiles. En la parte inicial del juego, posiciona tus piezas para futuros ataques. Antes de mover a cada reina, adelanta los caballos y alfiles hacia el centro del tablero. De esta manera, estas piezas estarán en una posición ideal para atacar a las piezas de tu oponente. Evita mover muchos peones en un intento por capturar los del oponente.
  4. Haz un enroque. Por lo general, esta es la última acción de un juego de apertura. Es un movimiento que consiste en reubicar al rey en una posición relativamente segura. Para hacerlo, todos los espacios entre el rey y la torre inmóviles deben estar libres. Desliza al rey dos espacios hacia la torre inmóvil y coloca a esta última atrás del rey (entre el cuadro donde empieza el rey y su nueva posición).
    • Si tu oponente no logra hacer un enroque, busca una oportunidad para capturar a su rey.

Jugar la parte central y final del juego

  1. Ataca a tu oponente. La parte central del juego se basa en un ataque estratégico a tu oponente. Durante esta parte del juego, debes ser paciente y estar al tanto de su estrategia. Si tu oponente no logra proteger una pieza, considera la posibilidad de aprovechar la oportunidad de capturarla. No obstante, antes de hacerlo, considera lo siguiente:
    • Asegúrate de no caer en una trampa.
    • Examina la manera en que el movimiento afectará a tus piezas y la seguridad de tu rey.
  2. Sacrifica tus piezas de manera sensata. Durante la parte central del juego, tanto tú como tu oponente capturarán de manera inevitable sus piezas. Básicamente, intercambiarás tus piezas por las suyas. Si bien algunos intercambios serán necesarios y lógicos, otros podrían ser perjudiciales para la fuerza de tus piezas y la seguridad de tu rey. Antes de hacer alguna jugada de intercambio, determina si la que capturarás tiene el mismo valor que la pieza que sacrificarás.
    • La reina es la pieza más valiosa del juego, seguida de la torre.
    • Los alfiles y caballos tienen el mismo valor.
    • Los peones son los menos valiosos del juego.
  3. Captura al rey. Una vez que la fuerza de ambos lados haya disminuido, se inicia la parte final del juego. Mueve tus piezas de modo tal que amenacen la seguridad del rey contrario. El objetivo de esta parte del juego es hacer un jaque mate a tu oponente antes de que él te lo haga a ti. Cuando el rey ya no pueda escapar de una amenaza y las piezas restantes no puedan protegerlo, significa que está en jaque.

Consejos

  • Juega en ambos lados como lo harías normalmente. Si favoreces a uno de los lados, arruinarás el juego.
  • Si juegas con dos tableros, te será más sencillo no favorecer a uno de los lados.
  • Intenta predecir las acciones de tu oponente en tu contra. Cuando llegue el momento, sé más listo con algo más audaz o conservador.
  • El juego puede tardar mucho tiempo e incluso varias semanas.
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