Cómo dejar de toser usando remedios naturales y caseros

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Si bien toser puede parecer una molestia, en realidad tiene un propósito. Toser es un reflejo natural que protege tus pulmones despejando las vías respiratorias de irritantes, como el humo y la mucosidad (una sustancia babosa). La tos ocurre cuando las terminaciones nerviosas en tus vías respiratorias, los tubos que transportan el aire dentro y fuera de tus pulmones se irritan. Pero la tos puede ser una señal de un problema de salud más grande. Si tienes una tos aguda que dura menos de 3 semanas, podría ser causada por el resfriado común u otras infecciones respiratorias, como la gripe o la tos ferina. Si tu tos dura más de 8 semanas, es considerada crónica y podría ser causada por el asma, la bronquitis o el reflujo gastroesofágico, el cual puede irritar la garganta y los pulmones, ocasionando ataques de tos.

Usar remedios herbales

  1. Considera la desintoxicación con aceite ("oil pulling"). Este es un remedio ayurvédico en el que agitas aceite dentro de tu boca para eliminar gérmenes y bacterias dañinos de tu boca. Usa un aceite orgánico y prensado en frío como el aceite vegetal, el aceite de ajonjolí, el aceite de oliva o el aceite de coco. Toma una cucharada de aceite y agítala en tu boca durante un minuto para obtener los beneficios. Si puedes, trata de agitar el aceite durante 15 a 20 minutos. Para asegurarte de que el aceite absorba y elimine la mayor cantidad de bacterias posible, apunta a hacer esto en ayunas. Escúpelo y enjuágate la boca con agua tibia.
    • Estos aceites contiene lípidos que absorben toxinas y las sacan de la saliva. También evitan que las bacterias que ocasionan caries se peguen a las paredes de tus dientes. Este método es un humectante natural que también ayuda a prevenir la deshidratación en la garganta y la boca, lo cual puede aliviar los síntomas de una tos.
  2. Toma extracto de saúco. El saúco se usa comúnmente para tratar la tos, el dolor de garganta y las enfermedades respiratorias debido a sus propiedades antiinflamatorias y antivirales. También estimula el sistema inmunológico. Puedes comprar extracto de saúco como jarabe, tableta masticable o suplemento dietético en cápsulas en la mayoría de las tiendas de nutrición o farmacias. También puedes dejar en remojo de 3 a 5 g de saúco deshidratado en una taza de agua hirviendo durante 10 a 15 minutos. Luego, bébelo como un té herbal hasta 3 veces al día. Considera las siguientes precauciones:
    • Es mejor tomar saúco cada 2 a 3 días ya que el uso prolongado no es recomendable.
    • El saúco es un anticoagulante y puede no ser recomendable para personas con presión arterial baja.
    • No uses saúco verde o crudo, ya que podría ser venenoso.
    • Habla con tu doctor antes de tomar saúco, ya que podría tener algunos efectos secundarios para las mujeres embarazadas, las personas con enfermedades autoinmunes y las personas que estén tomando medicamentos para la diabetes, laxantes, medicamentos de quimioterapia o inmunosupresores.
  3. Usa la menta. Puedes comprar menta en la forma de tabletas masticables, extractos usados en suplementos dietéticos, tés herbales, aceites esenciales y hierba fresca. No olvides que puedes usar las hojas frescas como guarnición o aderezo en tus comidas diarias. También puedes preparar y beber tu propio té hasta 3 veces al día dejando en infusión una bolsita de té (aproximadamente de 3 a 4 g o 1 1/2 cucharaditas) de hojas deshidratadas de menta en una taza de agua caliente (de 80 a 85 °C).
    • La menta contiene mentol, el cual puede ayudar a aliviar el dolor de garganta y la tos seca. También es un descongestionante que puede diluir la mucosidad y ayudar a deshacer la flema.
    • No uses menta o mentol con niños pequeños. Tampoco tomes aceite de menta oralmente. En cambio, este generalmente se usa en la aromaterapia o como un masaje.
  4. Usa el eucalipto. Puedes comprar eucalipto como tabletas masticables, jarabes para la tos y baños de vapor en la mayoría de las farmacias para ayudar a aliviar el dolor de garganta. Prueba aplicar ungüentos tópicos de eucalipto en tu nariz y pecho para aliviar la congestión y aflojar la flema. Por lo general, es seguro para los adultos aplicar eucalipto sobre la piel. También puedes preparar té de eucalipto para beber hasta 3 veces al día remojando de 2 a 4 g de hojas deshidratadas de eucalipto en una taza de agua caliente durante 10 a 15 minutos.
    • El ingrediente activo del eucalipto es un compuesto llamado cineol, el cual funciona como un expectorante para combatir infecciones respiratorias y aliviar la tos. El eucalipto también tiene propiedades antioxidantes que protegen contra los radicales libres, que son moléculas que pueden dañar e infectar las células.
    • También puedes hacer gárgaras de eucalipto después de las comidas para reducir el mal aliento y aliviar tu garganta. Haz esto hasta 3 o 4 veces al día remojando de 2 a 4 g de hojas deshidratadas en una taza de agua caliente (40 °C) durante 5 a 10 minutos.
  5. Come miel. Es probable que hayas escuchado que el té endulzado con miel puede ayudar con el dolor de garganta, pero comer miel pura puede realmente detener una tos. Come 2 cucharadas de miel durante un ataque de tos o justo antes de dormir. Los estudios han demostrado que consumir miel antes de dormir realmente puede mejorar la calidad del sueño.
    • Nunca le des miel a un niño menor de 2 años. Puede ocasionar botulismo, una especie de intoxicación alimentaria que puede poner en riesgo la vida en los niños pequeños.
  6. Usa jengibre. El jengibre puede ayudarte a producir mucosidad y aliviar la tos. Puedes remojar jengibre fresco en agua caliente para preparar un té, masticar jengibre cristalizado o agregar unas cucharaditas de jengibre en polvo a 1 cucharada de miel y comértelo.
    • El jengibre también puede aliviar el malestar estomacal o las náuseas que puedas tener. Repite cualquiera de estos tratamientos varias veces a lo largo del día para evitar ataques de tos y aliviar los síntomas.
  7. Prueba el tomillo. El tomillo se usa para tratar la bronquitis y la tos. También es lo suficientemente suave como para ser seguro para el consumo en niños pequeños. Para una gran combinación de remedios, prepara un té de miel y tomillo. Remoja 3 ramitos de tomillo fresco y 2 cucharadas de miel en 1 taza de agua caliente durante 10 minutos. Cuélalo y bébelo para dejar de toser.
    • Nunca comas o bebas aceite de tomillo, el cual es tóxico cuando se consume oralmente.
    • Si actualmente estás tomando anticoagulantes, habla con tu doctor antes de tomar tomillo, ya que podría incrementar el riesgo de sangrado.
  8. Considera otras hierbas naturales. Si bien muchos remedios caseros han sido respaldados por estudios que demuestran su efectividad para tratar la tos, muchos aún no tienen respaldo científico. Puedes probarlos, pero comprende que algunos pueden ser más efectivos para ti que otros. Los siguientes son remedios tradicionales que se conocen comúnmente por sus útiles propiedades curativas:
    • malvavisco (Althea officinalis);
    • olmo resbaladizo (Ulmus fulva);
    • regaliz (Glycyrrhiza glabra);
    • gordolobo (Verbascum densiflorum);
    • rocío del sol (Drosera spp.);
    • ortiga mayor (Urtica dioica).

Mejorar tu dieta

  1. Bebe mucha agua. Prueba a beber por lo menos 225 ml (8 onzas) de agua cada dos horas. 2 litros de agua es la recomendación diaria para el adulto promedio. También puedes suplementarlo con bebidas isotónicas libres de glucosa que tengan electrolitos. Si tomas bebidas con cafeína, también debes beber 1 litro de agua por cada taza (1 onza fluida o 30 ml) de cafeína.
    • El agua ayuda a aliviar la congestión ocasionada por los resfriados, previene el goteo nasal que puede irritar la garganta y evita que tu garganta se seque, lo cual puede ocasionar tos.
    • No beber suficiente agua también puede ocasionar deshidratación, la cual puede ocasionar dolores de cabeza, irritabilidad, mareos, latidos irregulares y falta de aire.
  2. Evita los alimentos inflamatorios. Determinados alimentos pueden ralentizar el proceso de curación de tu cuerpo, afectar al sistema inmunológico e incrementar la inflamación. También pueden ocasionar reflujo gastroesofágico, el cual puede empeorar tu tos. Trata de reducir tu consumo de los siguientes alimentos o evitarlos del todo:
    • carbohidratos refinados, como el pan blanco, los pasteles de hojaldre y las rosquillas;
    • alimentos fritos;
    • bebidas endulzadas con azúcar, como los refrescos o las bebidas energéticas;
    • carne roja, como la ternera, el jamón o el bistec, y las carnes procesadas, como los perros calientes;
    • margarina, grasa alimentaria y manteca.
  3. Sigue una dieta mediterránea. Algunos alimentos pueden ayudar a reducir la inflamación para ayudar a aliviar el dolor de garganta. Si tu tos es ocasionada por el reflujo gastroesofágico, trata de comer más verduras de hoja, productos integrales, nueces y aceite. Es posible que debas reducir tu consumo de frutas con ácido cítrico ya que pueden desencadenar el reflujo gastroesofágico, el cual empeora tu garganta. Cámbiate a una dieta mediterránea, la cual consiste en su mayoría de los alimentos que ayudan a reducir la inflamación, como los siguientes:
    • las frutas (como las fresas, las cerezas y las naranjas);
    • las nueces (como las almendras y las nueces);
    • las verduras de hoja (como la espinaca o la col rizada, las cuales son ricas en antioxidantes);
    • los peces grasosos (como el salmón, el verdel, el atún y las sardinas);
    • los productos integrales (como el arroz integral, la quinua, el mijo, la avena y la linaza);
    • el aceite de oliva o de canola.
  4. Agrega más vitamina C a tu dieta. Si tu tos es un síntoma de un resfriado o una infección viral, fortalece tu inmunidad para ayudar a tu cuerpo a curarse más rápido y evitar riesgos futuros de infección. Las investigaciones han demostrado que la vitamina C juega un papel fundamental como antioxidante y para fomentar la función inmune, disminuyendo el riesgo de varias enfermedades crónicas. Puedes tomar la vitamina C como un suplemento dietético o puedes agregar alimentos ricos en vitamina C a tu dieta. Las buenas fuentes naturales de vitamina C son:
    • los pimientos morrones rojos o verdes;
    • las frutas cítricas, como las naranjas, los pomelos, las toronjas, las limas o los jugos cítricos no concentrados;
    • la espinaca, el brócoli y las coles de Bruselas;
    • las fresas y las frambuesas;
    • los tomates.
  5. Toma probióticos. Los probióticos son microorganismos que se encuentran naturalmente en tu sistema digestivo y determinados alimentos. Los estudios han demostrado que pueden ayudar a reducir la gravedad de los síntomas del resfriado o la gripe, como la tos, el dolor de garganta y la congestión nasal. También pueden reducir la longitud de tu periodo de recuperación. Puedes obtener probióticos del yogur, determinados tipos de leche, los productos de soya y como suplementos dietéticos.
    • Habla con tu doctor antes de tomar probióticos si tienes un sistema inmunológico debilitado o estás tomando medicamentos inmunosupresores.
    • Los probióticos también ayudan a estimular la producción de las células que combaten las infecciones y a moderar el reflujo gastroesofágico.
  6. Usa aceite de coco oralmente. El aceite de coco tiene propiedades antibacterianas y antivirales. Dos cucharadas de aceite de coco tres veces al día a menudo acortará un resfriado o gripe hasta que duren solamente 1 o 2 días cuando de otro modo hubieran durado de 8 a 10 días.
  7. Toma zinc. El zinc es un oligoelemento esencial que se encuentra en muchos alimentos que comes regularmente. Tiene propiedades antioxidantes que ayudan a proteger a las células en el cuerpo del daño ocasionado por las bacterias y virus, a evitar infecciones futuras y a fortalecer el sistema inmunológico. Puedes tomar una dosis diaria de 10 a 15 mg de zinc en un suplemento, como el sulfato de zinc, o puedes obtenerlo de una dieta saludable. Las mejores fuentes dietéticas del zinc incluyen las siguientes:
    • las ostras, los mariscos, los camarones y el cangrejo;
    • las carnes rojas;
    • las aves de corral;
    • el queso;
    • los frijoles y las semillas de girasol;
    • la calabaza;
    • el tofu y el miso;
    • los champiñones;
    • las verduras de hoja cocidas.

Hacer cambios a tu estilo de vida

  1. Duerme bastante. Tu cuerpo necesita dormir para curarse a sí mismo. Los estudios demuestran que la privación del sueño puede debilitar el sistema inmunológico, incrementar la producción de hormonas del estrés y exponerte a un mayor riesgo de enfermedades crónicas y a una menor esperanza de vida. Si sufres de apnea del sueño o insomnio, habla con tu doctor sobre posibles tratamientos. Si tienes un resfriado o congestión nasal, trata de recostarte del lado que esté menos congestionado para respirar cómodamente y permitir que la mucosidad se drene. Para dormir mejor, también puedes hacer lo siguiente:
    • Evita la cafeína, el alcohol y los alimentos azucarados de 4 a 6 horas antes de irte a dormir. Estos pueden actuar como estimulantes para mantenerte despierto.
    • Crea un horario de sueño regular durmiendo y despertándote temprano para establecer el reloj interno de tu cuerpo. Esto asegurará que obtengas horas de sueño de mejor calidad y más constantes. Si no puedes dormirte después de 20 minutos, levántate de la cama, ve a otra habitación y haz algo relajante hasta que estés lo suficientemente cansado como para dormir.
    • La melatonina (de 1 a 3 mg) o de 1 a 2 cápsulas de valeriana también pueden ser útiles para dormir.
    • Si sufres de apnea del sueño obstructiva (respiración frecuentemente interrumpida durante el sueño), pídele a tu doctor opciones de tratamiento. Tu doctor puede recomendar la cirugía o la presión positiva en la vía aérea (CPAP, por sus siglas en inglés). La CPAP es una terapia común para el apnea del sueño, la cual utiliza una pequeña máquina para suministrar una presión de aire constante y regular, una manguera y una máscara o pieza para la nariz. Algunos dispositivos para la CPAP vienen con un humidificador caliente para ayudar con una nariz seca y tupida.
  2. Crea un ambiente de sueño relajante. Asegúrate de que tu dormitorio sea un ambiente bien ventilado, tranquilo, oscuro y fresco (entre 18 y 23 °C o 65 a 75 °F). Usa cortinas gruesas o un antifaz para bloquear la luz, una pista poderosa que le dice al cerebro que es hora de levantarse. Mejora el flujo de aire y mantén a la mucosidad fluyendo apoyando tu cabeza sobre una almohada. La almohada debe respaldar la curva natural del cuello y ser cómoda. Coloca una almohada firme entre tus rodillas y jala las rodillas ligeramente hacia tu pecho si duermes sobre un costado. Esto evitará que tu pierna superior desalinee tu columna vertebral y reduce el estrés sobre tus caderas y tu zona lumbar.
    • Evita dormir boca abajo ya que esto puede bloquear la respiración, promover el reflujo gastroesofágico y ocasionar estrés.
    • Evita trabajar o hacer ejercicio de 3 a 4 horas antes de irte a dormir. Las actividades física y psicológicamente estresantes pueden hacer que el cuerpo secrete la hormona del estrés cortisol. El cortisol puede incrementar tu estado de alerta. En este contexto, es interesante mencionar que la melatonina contrarresta los efectos del cortisol.
    • Prueba a escuchar música relajante o leer algo ligero unas horas antes de dormir. El ejercicio regular y moderado, sobre todo por la tarde, puede ayudar a intensificar el sueño.
  3. Haz gárgaras con agua salada. Coloca 1/2 cucharadita de sal marina en un vaso de agua tibia (de 30 a 35 °C) destilada o esterilizada. Revuelve hasta que se disuelva. Haz gárgaras con el agua durante 1 a 2 minutos, luego escúpela en lugar de tragarla. Si la sal irrita tu boca o tu garganta, también puedes usar agua pura y destilada para las gárgaras. Repítelas cada cierta cantidad de horas.
    • Esto ayuda a aliviar el dolor de garganta y humecta tus senos nasales. Esto permite que la mucosidad se drene y evita el goteo nasal que puede desencadenar la tos.
  4. Suénate la nariz correctamente. Los expertos recomiendan que te suenes la nariz con un dedo sobre una fosa nasal y soplando suavemente con la otra en un pañuelo. No lo hagas con demasiada fuerza ya que la presión puede impactar tus orejas, dándote un dolor de oído además de tu resfriado. Asegúrate de soplar suavemente y solo tan a menudo como sea necesario. Lávate las manos cada vez que te suenes la nariz para evitar la posibilidad de otras infecciones por parte de bacterias o virus.
    • Es importante sonarte la nariz mientras tengas un resfriado. Esto puede evitar el goteo nasal, mantener tus senos nasales despejados y evitar que la mucosidad irrite tu garganta, lo cual puede fácilmente desencadenar una tos.
  5. Deja de fumar. Fumar puede ocasionar enfermedades respiratorias, tos crónica e incluso derrames cerebrales ya que priva al cuerpo del oxígeno que se necesita para circular la sangre a través del cuerpo. Fumar es una de las principales causas de tos crónica y bronquitis, también conocida como "la tos del fumador". Trata de evitar ser fumador pasivo y otros gases peligrosos si tienes tos o dolor de garganta.
    • Evita fumar sobre todo cuando tengas dolor de cabeza o fiebre, ya que puede debilitar tu sistema inmunológico y prolongar el problema.
    • Pregúntale a tu doctor sobre formas de reducir tu consumo del cigarro o dejarlo del todo.
  6. Practica el ejercicio de leve a moderado. Los ejercicios leves a moderados, como caminar o estirarte, estimulan tu sistema inmunológico, reduciendo el periodo de recuperación y aliviando los síntomas. Los ejercicios regulares también reducen el riesgo de infección a largo plazo. Es recomendable una rutina de ejercicios diaria de 30 a 45 minutos con ejercicios de moderada intensidad, como caminar rápidamente, trotar y nadar. Si es necesario, habla con un médico. Trata de evitar el entrenamiento intensivo si tienes un resfriado, fiebre o dolor de cabeza.
    • Si el ejercicio intensivo es lo que desencadena tu tos, junto con síntomas como jadeos, dolor de pecho y falta de aire, es posible que tengas broncoconstricción inducida por el ejercicio (BIE). Esto ocurre cuando los tubos que transportan el aire dentro y fuera de tus pulmones se estrechan con el ejercicio, ocasionando síntomas de asma. Algunas personas con BIE por lo demás no tienen asma y las personas con alergias también pueden tener dificultad para respirar durante el ejercicio. Habla con tu doctor o con un inmunólogo para ayudarte a desarrollar un plan para mantenerte en forma personalizado para tu problema. Evita las temperaturas frías y secas y los cambios en la presión atmosférica ya que estos pueden desencadenar la BIE.
  7. Usa un humidificador. El aire seco puede agravar los síntomas de un resfriado, haciendo que sea más difícil que se drene la mucosidad y desencadenando la tos. Usa un humidificador en tu dormitorio o sala para agregar humedad al ambiente, prevenir la deshidratación, ayudar a despejar tus senos nasales y aliviar tu garganta. Apunta a la humedad correcta. El aire de tu casa debe tener entre 30 y 55 % de humedad. La forma más simple de medir la humedad es con un medidor llamado higrostato, el cual puedes comprar en la mayoría de las ferreterías.
    • Si la humedad es demasiado alta, puede propiciar el desarrollo de moho y ácaros del polvo, los cuales son causas comunes de las alergias. El moho también ocasiona un olor desagradable y puede decolorar las superficies. Si la humedad es demasiado baja, puede ocasionar ojos secos e irritaciones a la garganta y a los senos nasales.
    • Tanto los humidificadores portátiles como los centrales deben limpiarse minuciosamente. De otro modo, tienden a contaminarse con moho y crecimiento bacteriano que podrían propagarse por toda la casa. Detén el humidificador y llama a tu proveedor sanitario si desarrollas algún síntoma respiratorio que sientas que esté relacionado con el uso de un humidificador.
  8. Consigue una planta de interiores. Para obtener un humidificador natural, considera comprar una planta de interiores. Las plantas pueden ayudar a regular la humedad interior liberando vapor de agua de sus flores, hojas y tallos. También ayudan a despejar el dióxido de carbono y otros contaminantes del aire, como el benceno, el formaldehído y el tricloroetileno.
    • Las plantas de interiores buenas incluyen el aloe vera, la palmera de bambú, el boj, la aglaonema y varias especies de filodendro y árboles dragón.

Buscar cuidado médico

  1. Visita a tu doctor. Si bien la mayoría de las toses desparecen después de unas semanas, algunas pueden ser señales de alarma de un problema o infección. Los fumadores pueden toser con más frecuencia y deben ver a un doctor si la tos dura más de 3 a 4 semanas. Debes visitar a tu doctor con el primer desarrollo de una tos si experimentas lo siguiente:
    • dolor de garganta;
    • fiebre alta;
    • tos ferina;
    • goteo nasal, el cual se siente como si hubiera una mucosidad escurriéndose por tu garganta;
    • toser sangre (busca atención médica de emergencia inmediatamente);
    • tos que interfiera con tu trabajo y tus actividades diarias (busca atención médica de emergencia inmediatamente).
    • Debes visitar a tu doctor especialmente si te han diagnosticado anteriormente alergias, asma, bronquitis, acidez o reflujo gastroesofágico o si estás tomando medicamentos con prescripción médica, como inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), para un problema del corazón. La tos puede agravar estos problemas.
  2. Visita a un otorrinolaringólogo (un especialista en ORL). Tu doctor puede referirte a un especialista en ORL, quien puede revisar tu garganta para ver si hay señales de una infección viral o bacteriana o de otras causas subyacentes. Un especialista en ORL también puede realizar una endoscopia nasal usando un endoscopio de fibra óptica para mirar tus senos nasales. El especialista en ORL buscará pólipos nasales y pólipos en las cuerdas vocales, identificará problemas estructurales si tienes una infección nasal y puede sugerir una cirugía endoscópica de los senos nasales.
    • Debes mencionarle a tu doctor cualquier otro problema respiratorio que puedas tener.
  3. Hazte una radiografía. Tu doctor puede recomendar hacerte un examen radiográfico de 15 minutos del pecho si tienes síntomas como falta de aire, dolor de pecho, tos crónica o fiebre. Una radiografía de pecho es un examen indoloro y no invasivo que crea imágenes de las estructuras dentro de tu pecho, como tu corazón, pulmones y vasos sanguíneos. Aunque una radiografía rutinaria de pecho no revelará las razones más comunes para una tos, como el goteo nasal, el reflujo gastroesofágico o el asma, puede usarse para revisar en busca de cáncer pulmonar, neumonía y otras enfermedades de los pulmones. Una radiografía de tus senos nasales puede revelar evidencia de una infección.
    • Hazle saber a tu doctor si estás embarazada o si podrías estarlo. En general, las mujeres deben evitar las radiografías durante el embarazo.
  4. Revisa para ver si tienes síntomas de tos ferina (pertussis). La tos ferina empieza como el resfriado común, con secreción nasal o congestión, estornudos, una tos leve, fiebre y apnea del sueño. Después de 1 a 2 semanas puede comenzar la tos. La tos ferina puede ocasionar tos violenta y rápida una y otra vez hasta que el aire se vaya de los pulmones y te veas obligado a inhalar con un sonido fuerte y ahogado. Podrías incluso vomitar. Visita a tu doctor inmediatamente si tienes tos ferina.
    • Muchos bebés con tos ferina no tosen del todo. En cambio, esta puede ocasionar que dejen de respirar. Los bebés y los niños de menos de 6 años deben recibir atención médica de emergencia inmediatamente.
  5. Revisa para ver si hay señales de infección nasal o pulmonar. Si tu doctor sospecha de sinusitis crónica, una infección nasal o bronquitis, es posible que necesites exámenes de imagen, incluyendo una radiografía, una tomografía computarizada (TAC) o una imagen por resonancia magnética (IRM). Otros síntomas comunes de la infección nasal incluyen los siguientes:
    • fiebre y dolor de cabeza (si tienes una fiebre alta o un dolor de cabeza serio, debes buscar atención médica inmediatamente);
    • presión en la frente, las sienes, las mejillas, la nariz, la mandíbula, los dientes, detrás de los ojos o en la coronilla;
    • sensibilidad o inflamación facial, generalmente alrededor de los ojos o las mejillas;
    • falta de aire o respiración con jadeos;
    • presión o estrechez en el pecho que ocasiona dolor;
    • congestión nasal, pérdida del olfato, secreción nasal (generalmente de color verde amarillento) o goteo nasal, que es la sensación de fluido que gotea en la parte trasera de la garganta, particularmente durante la noche o al estar recostado.
    • Las complicaciones raras asociadas con la sinusitis crónica pueden incluir coágulos sanguíneos, abscesos, meningitis, celulitis orbitaria (que ocasiona inflamación alrededor de los ojos) y osteomielitis, una infección que se propaga a los huesos del rostro.
  6. Presta atención a los síntomas serios de un resfriado. Si tienes síntomas serios de un resfriado o una gripe o te han diagnosticado anteriormente alguna enfermedad respiratoria, debes buscar atención médica profesional inmediatamente. Estos síntomas incluyen:
    • tos con flema verde amarillenta;
    • fiebre de 40 °C (104 °F) o más;
    • infección de oído o nasal;
    • secreción nasal;
    • sarpullido en la piel;
    • dificultad para respirar debido al asma u otro problema respiratorio.

Consejos

  • Lávate las manos regularmente para evitar posibilidades de otras infecciones. Usa un gel antiséptico sobre la marcha.
  • Puedes estimular tu inmunidad contra los virus del resfriado y otras enfermedades con una dieta saludable y bastantes horas de sueño, ayudando a tu cuerpo a recuperarse más rápido.
  • Elige una almohada que mantenga tu cuello alineado con el pecho y la zona lumbar de la espalda. Una almohada que sea demasiado alta puede poner a tu cuello en una posición que ocasione distensión en los músculos de la espalda, el cuello y los hombros. Tu almohada debe ser ajustable para permitirte dormir en diferentes posiciones.
  • Las personas que sufren de reflujo gastroesofágico e indigestión deben probar formas de zinc más fáciles de absorber, como el picolinato de zinc, el citrato de zinc, el acetato de zinc, el glicerato de zinc y la monometionina de zinc.

Advertencias

  • Las dosis muy altas de zinc pueden reprimir el sistema inmunológico. No debes tomar altas dosis de zinc durante más de unos días a menos que tu doctor te lo indique. Habla con tu doctor antes de tomar suplementos de zinc.
  • Si tienes un problema pulmonar subyacente, como asma, bronquitis o enfisema, debes hacérselo saber a tu doctor inmediatamente cuando pesques un resfriado.
  • La desintoxicación con aceite de coco es popular porque tiene mejor sabor que otros aceites y contiene antioxidantes naturales y vitaminas, como la vitamina E.
  • No tomes aceite de eucalipto oralmente ya que puede ser venenoso. Las personas con asma, convulsiones, enfermedades del hígado o del riñón o presión arterial baja no deben consumir eucalipto sin preguntarle a su doctor.
  • El zinc podría disminuir los niveles de cobre en el cuerpo si lo tomas durante varios meses, así que los doctores recomiendan un suplemento dietético diario que proporcione por lo menos 2 mg de cobre.
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