Cómo crear un personaje ficticio

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Una cosa que cada libro, obra, película, novela y juego tienen en común es que todos al menos tienen un personaje. La mayoría tiene dos o más, y algunos tienen miles. A veces el “personaje” eres tú. Sin importar quién sea el personaje, los libros y películas, y el resto de la vida serían aburridos sin ellos. Esta guía te brindará los aspectos básicos y te ayudará a aprender a crear tu propio personaje.

Crear tu propio personaje ficticio

  1. Define la escena principal o el ambiente. Ya sea que estés escribiendo en papel o en la computadora, los personajes deben existir en algún lugar, incluso si es una plataforma virtual. Puede ser un departamento en París o en un estacionamiento en Poughkeepsie. Esto no solo crea el escenario para el personaje, sino que también lo define.
  2. Define tus necesidades como el periodista busca información: Dónde, quién, qué, cuándo y cómo... Educación, escuela, ocupación, lugar de trabajo, propósito, Conflictos, dilemas, oportunidades, opciones o acciones (beneficios y consecuencias), Salud, sexualidad, mentalidad, etapas de la vida, peligro, triunfos o pérdidas, crecimiento o decadencia, muerte... Si estás a punto de crear un personaje, existe la probabilidad de que tengas la trama o la historia en mente.
    • Si vas a crear una gran narrativa como “El Señor de los Anillos”, necesitarás crear un mundo entero de personajes; unos buenos, unos malos, unos hombres, otros mujeres... incluso algunos que no son nada de eso.
    • Si vas a crear una historia más íntima, es posible que no necesites crear más que un solo personaje.
  3. Piensa de forma creativa. A diferencia de lo primero que llega a tu mente cuando pienses en “personaje”, no todos los personajes son animados. Usando la novela del “Señor de los Anillos” como ejemplo, la montaña de Caradhras funciona como personaje, lleno de malicia. En “The Old Man and the Sea” de Hemmingway, un marlín es uno de los personajes principales.
  4. Empieza con un patrón. El personaje que necesitas depende de la historia, claro está, pero empezar con un criterio más amplio puede ayudarte a tomar decisiones que gradualmente definirán a tu personaje, casi del mismo modo en que un escultor quita todo el exceso de mármol para revelar la estatua enterrada dentro de él. Un patrón incluye una cultura y los rasgos individuales (común o heroico, tirano, superhéroe u ogro).
    • Probablemente quieras tener un protagonista (héroe) o un antagonista (villano). Tal vez necesites un personaje secundario como un secuaz, un mejor amigo, un interés romántico, un compinche, etc. Ten en cuenta que a veces, lo que crees que es el protagonista (el bueno) a veces es pintado como el antagonista. Por ejemplo Long en “King Kong”.
    • Tal vez necesites antihéroes como Clint Eastwood en Jinete pálido, villanos con los que puedas simpatizar como Lennie Small en De ratones y hombres, personajes locos como Jack Sparrow en Piratas del Caribe y una femme fatale (una mujer irresistible que conduzca a su hombre hacia la grandeza, las dificultades, el peligro o el desastre) como Jessica Rabbit en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, un amigo traicionero como Yago en Otelo o tal vez un guía estafador como Smeagal en El Señor de los Anillos. Todos estos empiezan como arquetipos y sus personajes se definen conforme la historia se va formando.
  5. Agrega características específicas. Una vez que tengas los arquetipos de los personajes y puedas agregarle detalles y características, quita las cosas que no sean propias de tu personaje y empieza a revelarlo. Pregúntate qué es lo que quieres que tu audiencia sienta por tu personaje: amor, lástima, repulsión, compasión o nada. Empieza a crear a tu personaje basándote en eso.
    • Determina si quieres que tu personaje sea hombre o mujer. Esto informará el punto de vista general del personaje, sugerirá rasgos dependiendo del arquetipo e incluso puede ser un punto de conflicto para tu personaje y la historia cuando se ve a través de los ojos de la sociedad, sea justo o no. Por ejemplo, un hombre arrogante se percibe diferente que una mujer arrogante (ambos definen a tu personaje).
    • La edad es el factor. Los más grandes generalmente son vistos como más sabios. Un villano joven es visto como un loco o una mala semilla. Un villano viejo puede ser todo eso o podría ser que se haya formado de esa forma debido a las circunstancias de la vida, dándole más profundidad. Un héroe joven e idealista provoca un sentimiento diferente a un veterano que ha visto el mundo y solo hace lo correcto. Y cuando alguno de ellos llegan al final de la historia, las reacciones también son diferentes
    • A veces esto puede ser contradictorio. Por ejemplo, Don Quijote era un viejo loco que pasó su vida leyendo novelas de caballería y era ingenuo. Aun así, su ingenuidad lo impulsaba a buscar aventuras y amor, y a crear escenarios fantásticos de un mundo que en realidad no cumplía con sus expectativas.
  6. Define el propósito o la meta de tu personaje. En un cuento de terror, el protagonista debe sobrevivir a toda costa (por ejemplo, Ripley en Alien). En un cuento romántico, el antagonista querrá evitar que el héroe consiga a su verdadero amor (por ejemplo, el príncipe Humperdinck en La princesa que quería soñar), etc.
    • La manera en que tus personajes lidian con lo inevitable y sus objetivos son lo que los definen. En historias complejas, estos se van a cruzar repetidamente, con las motivaciones y logros de otros personajes interponiéndose en sus caminos, generando así más giros en la trama.
  7. Dale actitud. Para realmente darle vida a un personaje, debes darle una personalidad que vaya más lejos que la historia en sí. Algunas partes de su personalidad pueden crearse en la historia, directamente, pero te ayudarán a informar las decisiones que los personajes tienen que tomar.
    • Haz una lista de las cosas que les gustan y las que no, y asegúrate de que la lista esté equilibrada. En otras palabras, no escribas 10 cosas que no les gustan por cada una que sí o viceversa. Incluso el personaje más apático tiene algo que le gusta.
    • La actitud de un personaje se hace de rasgos complementarios, los cuales llevan a acciones que son inesperadas y podrían cambiar la percepción que tenía la audiencia de ellos. Por ejemplo, el personaje que ama la libertad podría odiar a la autoridad. Si ama tener carros deportivos y cosas caras, entonces es poco probable que respete la frugalidad. Si el personaje parece despiadado pero termina rescatando a un niño de un edificio que se está quemando, eso hará que la audiencia se vea forzada a pensar de nuevo en ese personaje.
  8. Dale a tu personaje peculiaridades. Dale buenos hábitos, malos hábitos o cosas que el personaje no pueda dejar de hacer sin disciplina seria o un consejero. Esto puede ser algo menor, desde morderse las uñas (nerviosismo), peinarse excesivamente (vanidad o inseguridad); o algo serio como una adicción a las drogas, o un deseo muerte.
    • Entre más rasgos le des a tu personaje, más “real” será en la mente del público.
  9. Dale a tu personaje un hogar con un espejo. Trabaja en las características externas, como por ejemplo dónde vive, cómo luce y si tiene o no mascotas, etc.
    • Tu personaje vive en un apartamento en el Upper East Side de Manhattan (mucho dinero) o vive en una casita que se le está cayendo la pintura (pobre). La mayoría de los detalles deberán sugerir algo sobre el personaje y su historia.
  10. Averigua sus miedos, debilidades, motivaciones y secretos. Le da un aire más realista y ayuda a desarrollar el arquetipo del personaje. Las fortalezas o debilidades de los héroes tienen mucho que ver con la lealtad o deslealtad.
  11. Observa los manerismos y rasgos de las personas de tu alrededor. Observa a las personas en el centro comercial o el metro. Podrás encontrar sugerencias para personajes en todas partes.
    • Observa sus rasgos físicos: la forma de la nariz, la quijada, las orejas, sus cuerpos, cómo se viste, cómo se mueve, etc.
    • Si te gusta cómo se ve, describe los detalles que encuentres atractivos y tradúcelo a tus personajes. Si ves a alguien que luce aterrador, pregúntate honestamente por qué te asusta, incluso si la razón es irracional o políticamente incorrecta. Usa esta información para informar a tus personajes.
    • Crea personas que combinen con estos rasgos y no te bases todo un personaje en una o dos personas porque, si lo descubren, podrías meterse en problemas.
  12. Asocia los arquetipos simbólicos. Combina los rasgos de tus personajes a la percepción de los objetos para definirlo, esto también puede ser útil para presagiar las acciones. Por ejemplo:
    • Una rosa brota brevemente, pero las personas la adoran.
    • Una serpiente es volátil y puede atacar sin advertencia.
    • Los edificios de piedra son sólidos y resistentes al cambio.
    • Las tormentas son violentas, pero un presagio de que se avecina un cambio.
    • Una espada filosa es un peligro hasta en la mano de quien la usa.
  13. Juega con tu personaje. Primero que nada, haz un mapa mental de todo lo que se ha hablado y de las cosas que quieres decidir sobre tu personaje. Consigue una grabadora y entrevístate a ti mismo, o mejor aún, pídele a un amigo que te entreviste mientras describes al personaje. Luego escribe eso y llena tu mapa mental para descubrir otras cosas y desarrollar su personalidad. Si cometes un error en la grabación, solo recuerda que siempre puedes obtener múltiples posibilidades de una sola idea.
    • Siente a tu personaje, ponte en sus zapatos. A veces el mejor personaje es creado desde tus propios ideales, carácter, fallas y fortalezas, y las de tus amigos o miembros de la familia.

Consejos

  • También puedes tomar los estereotipos y cambiarlos.
    • Ejemplo: una bibliotecaria viejita que actúa muy estricta porque piensa que así debe ser. En realidad es una persona que ama los cachorros y la nieve, y es esa clase de persona a la que le dices “Abue” aunque no estás relacionado con ella.
  • El tipo de personaje que crees determinará el arco de tu historia. Si el personaje principal está alineado con el ambiente, el arco empezará a hacerse poco profundo, y el personaje se empezará a mezclar con sus alrededores y otros personajes. Si es diametralmente opuesto, se desarrollará un conflicto dramático desde el principio y tendrás que trabajar desde ahí.
  • Si bien no es necesario trabajar en estos pasos en un orden preciso, es posible que se te haga mucho más fácil desarrollar la personalidad de un personaje antes de saber cómo luce.
  • Una forma de decidir a dónde ir con lo que un personaje está experimentando es escribir ideas alternas para ver cuál se desarrolla hasta llegar a una trama que prefieras.
  • Si vas a crear un personaje que es animal (digamos un gato), haz lo mismo que harías para un personaje humano. Describe cómo luce, qué le gusta y qué no. Este es un ejemplo: “El pequeño gato negro, Sombra, se desplaza alrededor de una chica llamada Cristina. Sombra, un gato macho, tiene ojos amarillos verdosos brillantes y un pelaje largo y sedoso de color negro, con unos ‘calcetines’ blancos y una cola también con punta blanca”.
  • Recuerda: este proceso es para personajes más reales. De ser necesario, agrega o elimina pasos para crear tu personaje.
  • Está bien empezar con un personaje sencillo e ir aumentando detalles más complejos. No necesitas crear un personaje sumamente complejo desde el principio. De hecho, revelar gradualmente más acerca de un personaje ayudará a mantener interesado al lector.
  • Si tienes problemas para idear otros personajes, usa estereotipos y exagéralos.
    • Ejemplo: una vieja bibliotecaria se enfadó cuando su esposo abusó de ella. Constantemente vive en el miedo de que algún día la encuentre.
  • Recuerda: no digas todo sobre tu personaje desde el principio. A menos que no sea propio de él guardar un secreto, hazlo un poco misterioso. Dales a tus lectores algo que leer entre líneas. Solo ten cuidado de no hacerlo muy misterioso.
  • Cuando las personas digan historias interesantes, ¡escúchalas! Ficción o no. ¿Quién sabe? Puedes conseguir un personaje perfecto de la hija de tu vecino que mató a su esposo abusivo.

Advertencias

  • Ten cuidado al observar a los demás alrededor de ti. Si basas mucho un personaje en alguien más, podrías meterte en problemas legales. Así que, recuerda esta regla simple: No agregues una persona real, muerta o viva, a menos que tengas permiso para hacerlo.

Cosas que necesitarás

  • Cualquier cosa con qué escribir. Lápiz, pluma, papel, computadora, etc.
  • Mientras que no es necesario, una suscripción a una revista de escritura podría mejorar tus habilidades de escritura. En serio, si puede.
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