Cómo aplicar una inyección intramuscular

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Si tú o alguno de tus familiares padecen una enfermedad que amerita la administración de medicamentos inyectables, es necesario saber cómo aplicar una inyección intramuscular (IM). El médico será el encargado de tomar esta decisión al momento de proporcionar la atención médica. Asimismo, la enfermera a cargo le explicará a la persona responsable del paciente el método para aplicar una inyección intramuscular, el cual debe ser muy similar al que se detalla en este artículo.

Aplicar la inyección intramuscular

  1. Antes de iniciar el procedimiento para aplicar la inyección, debes lavarte las manos. Es importante tener una buena higiene, pues así se reduce el riesgo de infección.
  2. Haz que el paciente se tranquilice y explícale todo lo que harás. Especifícale el lugar donde aplicarás la inyección y, en caso de que no sepa qué sentirá después que le inyecten el medicamento, descríbeselo.
    • Si bien no ocurre con la mayoría de los medicamentos, algunos pueden producir dolor o ardor al principio. Por lo tanto, si el que inyectarás tiene estas características, es importante que el paciente lo sepa con la finalidad de reducir la posible angustia de no saber lo que pasa.
  3. Utiliza un algodón con alcohol para desinfectar el área. En primer lugar, debes esterilizar la piel ubicada sobre el músculo donde aplicarás la inyección. Como se dijo anteriormente, esto reducirá las probabilidades de que se produzca una infección.
    • Espera hasta que el alcohol se seque. No toques la zona hasta que vayas a aplicar la inyección o tendrás que volver a esterilizarla.
  4. Haz que el paciente se relaje. Si el músculo donde aplicarás la inyección está tenso, esta dolerá más, por lo que el paciente deberá relajarlo tanto como pueda para sentir el menor dolor posible.
    • En ocasiones, antes de aplicar la inyección, puede ser útil distraer al paciente preguntándole sobre su vida. De esta manera, el músculo probablemente estará más relajado.
    • Algunas personas prefieren colocarse en una posición en la que no puedan ver la inyección. Esto se debe a que observar a la aguja acercándose a la piel puede provocarles preocupación y angustia, lo que no solo aumentará la ansiedad, sino también la tensión del músculo. Si quieres ayudar a que el paciente se relaje, recomiéndale que mire hacia otra dirección si así lo desea.
  5. Introduce la aguja en el lugar específico. En primer lugar, retira la tapa de la aguja, y luego introdúcela con suavidad y rapidez formando un ángulo de 90° con la piel. Mientras más rápido apliques la inyección, menos dolor sentirá el paciente. No obstante, si es la primera vez que lo haces, procura que no sea con tanta rapidez, pues podrías desviarte o producir un daño mayor en la piel.
    • Si nunca antes has puesto una inyección, hazlo con cuidado, pero ten en cuenta que una aplicación rápida suele ser de mayor agrado para el paciente.
    • Antes de aplicar la inyección, puede ser de utilidad estirar la piel circundante utilizando tu mano no dominante (la dominante te servirá para inyectar). De esta manera, podrás apuntar a tu objetivo y reducir el dolor que sienta el paciente en la zona del pinchazo.
    • No es necesario que introduzcas toda la aguja. Solo inserta la longitud necesaria para asegurarte de llegar al músculo.
  6. Jala el émbolo antes de inyectar el medicamento. Después de haber introducido la aguja, pero antes de inyectar el medicamento, jala el émbolo. Esto puede sonar contradictorio; pero es importante ya que, si logras extraer sangre, significa que la aguja está ubicada en un vaso sanguíneo en lugar de en el músculo. En ese caso, deberás cambiar de aguja y jeringa para reanudar el procedimiento.
    • El medicamento está elaborado para su administración en el tejido muscular en lugar de en el torrente sanguíneo. Por lo tanto, si ves sangre al tirar del émbolo, deberás reubicar la aguja antes de proseguir con la inyección.
    • Siempre y cuando te des cuenta de la presencia de sangre antes de inyectar el medicamento, no habrá nada de qué preocuparse; solo encárgate de reubicar la aguja.
    • La mayoría de las veces, la aguja llega hasta el músculo y solo en raras ocasiones termina en un vaso sanguíneo. No obstante, siempre es mejor prevenir que lamentar.
  7. Inyecta el medicamento poco a poco. Si bien es mejor introducir la aguja con rapidez para así reducir el nivel de dolor, inyectar el medicamento con lentitud también es adecuado para este propósito. La razón es porque el medicamento ocupa espacio en el interior del músculo, haciendo que el tejido circundante deba estirarse para albergar el líquido añadido en la zona. Además; de esta manera, habrá más tiempo para que se produzca este estiramiento, lo que permitirá que el paciente sienta menos dolor.
  8. Retira la aguja en el mismo ángulo en que la introdujiste. Hazlo luego de haberte asegurado de inyectar completamente el medicamento.
    • Utiliza una gasa de 5 x 5 cm (2 x 2 pulgadas) para aplicar una presión ligera sobre la zona de la inyección. Es normal que el paciente sienta una ligera molestia. Pídele que mantenga la gasa en su lugar mientras desechas la aguja.
  9. Desecha la aguja de manera adecuada. No la tires simplemente en el tacho de basura, sino hazlo en un recipiente de plástico duro diseñado especialmente para jeringas y agujas usadas. También puedes utilizar una botella de refresco u otra botella de plástico con tapa rosca. Asegúrate de que tanto la jeringa como la aguja quepan perfectamente en el recipiente sin que atraviesen los lados.
    • Pregúntale al médico o farmacéutico cuáles son los requerimientos locales para el desecho de agujas y jeringas usadas.

Obtener los conocimientos previos

  1. Conoce las partes de una jeringa. Si entiendes el procedimiento que se lleva a cabo cuando aplicas una inyección, te será mucho más sencillo hacerlo.
    • Las jeringas se componen de tres partes principales: la aguja, el cilindro y el émbolo. La aguja es la que ingresa en el músculo; el cilindro posee marcas (ya sea en centímetros cúbicos o en mililitros) con números al lado y contiene el medicamento; y el émbolo sirve para expulsar el líquido de la jeringa o hacerlo ingresar en ella.
    • El medicamento inyectado vía intramuscular (IM) se mide en centímetros cúbicos (cm) o en mililitros (ml). Ambas medidas son equivalentes en cuanto a la cantidad de medicamento que se debe llenar.
  2. Determina la zona donde aplicarás la inyección. El cuerpo humano presenta varios lugares que son más adecuados para colocar una inyección.
    • Músculo vasto lateral (muslo): observa tu muslo y divídelo en tres partes iguales. El tercio intermedio es el lugar donde debe aplicarse la inyección. Este es un lugar ideal para aplicar una inyección debido a que es muy visible. También es una zona adecuada para aplicar inyecciones en niños menores de tres años.
    • Músculo ventrogluteal (cadera): si quieres hallar la ubicación correcta de este músculo, coloca el talón de la mano en la parte superior externa del muslo, donde comienzan las nalgas. Apunta el pulgar hacia la ingle y los dedos hacia arriba. De esta manera, formarás una v al separar el primer dedo de los otros tres. En este punto, deberás sentir el borde de un hueso a lo largo de las yemas de los dedos anular y meñique. El lugar correcto para aplicar la inyección es el medio de la v. En el caso de los adultos y los niños mayores de siete meses, la cadera es una zona ideal para una inyección.
    • Músculo deltoides (músculo del brazo): descúbrete todo el brazo. Palpa el hueso ubicado en la parte superior del brazo, el cual se conoce como acromion. La parte inferior de este hueso forma la base del triángulo, cuya punta se encuentra justo debajo del centro de la base, aproximadamente al nivel de la axila. El lugar correcto para aplicar una inyección es el centro de dicho triángulo, entre 2,5 y 5 cm (1 y 2 pulgadas) por debajo del acromion. Las únicas ocasiones en que no es posible colocar una inyección en esta zona es si la persona es muy delgada o el músculo es muy pequeño.
    • Músculo dorsogluteal (nalgas): descúbrete un lado de la nalga. Utiliza un algodón con alcohol y haz una línea que vaya desde la parte superior de la grieta entre las nalgas hasta un lado del cuerpo. Ubica la parte central de dicha línea y sube unos 7,5 cm (3 pulgadas). A partir de ese punto, traza otra línea que vaya hacia abajo y atraviese la primera hasta terminar en la mitad de la nalga. De esta manera, deberás haber creado una cruz y en el cuadrante superior externo sentirás un hueso curvo. Es en este cuadrante donde aplicarás la inyección. No obstante, evita este músculo en el caso de niños menores de tres años, pues sus músculos aún no están lo suficientemente desarrollados.
  3. Piensa en la persona a quien le aplicarás la inyección. Todos tenemos un lugar más adecuado para recibir una inyección. Ten en cuenta los siguientes aspectos antes de hacer algo osado:
    • La edad del paciente. En el caso de niños y bebés de hasta dos años de edad, la zona ideal es el muslo. En el caso de los que tienen tres años o más, puedes aplicar la inyección en el muslo o el deltoides. Utiliza una aguja que tenga un calibre de entre 22 y 30 (esto dependerá principalmente del espesor del medicamento, así que tu médico te indicará el calibre adecuado).
      • Nota: en el caso de niños muy pequeños, es necesario utilizar una aguja más pequeña. También ten en cuenta que puedes usar una aguja más grande en el muslo que en el brazo.
    • Ten en cuenta las zonas donde se ha aplicado inyecciones anteriormente. Si el paciente ha recibido inyecciones anteriormente en algún lugar de su cuerpo, inyéctale el medicamento en otra zona. De esta manera, evitarás dejarle cicatrices y provocarle cambios en la piel.
  4. Determina cómo llenar la jeringa con el medicamento. Algunas jeringas ya vienen precargadas con el medicamento. En otras ocasiones, este se encuentra en un vial para que luego puedas llenar la jeringa. Antes de inyectar el medicamento contenido en un vial, asegúrate de que sea el tipo correcto, que no haya vencido y que no esté descolorido o presente partículas flotantes.
    • Utiliza un algodón bañado en alcohol para esterilizar la parte superior del vial.
    • Sujeta la jeringa con la aguja apuntando hacia arriba mientras sigue con la tapa puesta. Jala el émbolo hasta la línea que indica la dosis preestablecida para llenar la jeringa con aire.
    • Introduce la jeringa en la tapa de goma del vial y presiona el émbolo para empujar el aire.
    • Con el vial boca abajo y la punta de la aguja en contacto con el medicamento, tira del émbolo nuevamente hasta llegar a la dosis adecuada (o un poco más en caso de que haya burbujas de aire). Golpea la jeringa para hacer que todas las burbujas de aire vayan hacia la parte superior y luego empújalas hacia el vial. Asegúrate de seguir teniendo la dosis correcta en la jeringa.
    • Retira la aguja del vial y, si no planeas aplicar la inyección de inmediato, asegúrate de ponerle la tapa.

Utilizar un método alternativo: la técnica en Z

  1. Repite los pasos anteriores: lávate las manos, llena la jeringa, elige un lugar para aplicar la inyección y esterilízalo.
  2. Utiliza tu mano no dominante para tensar la piel hacia un lado aproximadamente 2,5 cm (1 pulgada). Sujeta con firmeza para mantener en su lugar la piel y el tejido subcutáneo.
  3. Utiliza la mano dominante para introducir la aguja en un ángulo de 90° en el tejido muscular. Jala ligeramente el émbolo para verificar si sale sangre y luego presiónalo lentamente para inyectar el medicamento.
  4. Mantén la aguja en su lugar durante 10 segundos. Esto permitirá que el medicamento se disperse uniformemente en el tejido.
  5. Retira la aguja rápidamente y suelta la piel. Se creará un camino en zigzag que bloquee el rastro dejado por la aguja y mantenga el medicamento en el tejido muscular. Por consiguiente, los pacientes tendrán menos molestias y lesiones en la zona donde se aplicó la inyección.
    • No masajees la zona donde aplicaste la inyección, pues eso puede hacer que el medicamento salga, así como provocar irritación.

Consejos

  • Se necesita tiempo para acostumbrarse a aplicar inyecciones intramusculares. Al principio, te sentirás inseguro y torpe; pero recuerda que la práctica hace al maestro, y se te hará más sencillo conforme pase el tiempo. A modo de práctica, puedes inyectar agua en una naranja.
  • El médico o el farmacéutico podrán orientarte sobre cómo desechar las agujas y jeringas usadas. Ten en cuenta que, por motivos de seguridad, es importante que las deseches de manera apropiada en lugar de simplemente tirarlas al tacho de basura, algo que es peligroso.
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