Cómo eliminar la depresión

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La depresión es una enfermedad tan real como la gripe o el resfriado. La clave para entender si una persona padece de depresión o de un caso grave de tristeza es conocer la severidad y la frecuencia de los sentimientos o síntomas. El tratamiento para la depresión varía ampliamente de persona a persona, pero hay algunos métodos que parecen funcionar con más frecuencia que otros. Con los tratamientos adecuados, podrás minimizar los síntomas de la depresión y reducir su impacto en tu calidad de vida. Si crees que tú o algún ser querido está en un estado depresivo es importante buscar ayuda. En la sección Recursos adicionales encontrarás información para contactarte con el organismo encargado de ayudarte en tu país.

Diagnosticar la depresión

  1. Mantén un registro de cómo te sientes diariamente durante 2 semanas. Si tienes un estado de ánimo depresivo (como los sentimientos de tristeza) y has perdido el interés o placer en las cosas que antes eran placenteras para ti, es posible que sufras de depresión. Estos síntomas deben estar presentes la mayor parte del día y casi todos los días durante al menos 2 semanas.
    • Dichos síntomas podrían durar 2 semanas o más, desaparecer y regresar. Estos se conocen como “episodios recurrentes”. En este caso, los síntomas van más allá de un simple “mal día”. Son cambios severos en el estado de ánimo que afectan el desenvolvimiento social y laboral de una persona. Tal vez has dejado de ir a la escuela o al trabajo. De igual manera, estos sentimientos podrían hacerte perder el interés en algunos de tus pasatiempos o actividades favoritas como practicar deportes, hacer manualidades o reunirte con tus amigos.
    • Si has experimentado un evento significativo en tu vida (como la muerte de un ser querido), puedes mostrar muchos síntomas depresivos y aun así no estar clínicamente deprimido. Consulta con tu doctor o terapeuta para determinar si estás experimentando más síntomas depresivos que lo normal durante el proceso de duelo.
  2. Presta atención a otros síntomas de depresión. Además de sentirse triste y perder el interés en las cosas, una persona deprimida también mostrará otros síntomas la mayor parte del día, casi a diario, durante al menos 2 semanas. Revisa tu lista de sentimientos durante las últimas 2 semanas y verifica si tienes 3 o más síntomas típicos adicionales. Dichos síntomas pueden incluir:
    • Pérdida significativa del apetito o pérdida de peso
    • Sueño alterado (dificultad para dormir o dormir demasiado)
    • Fatiga o pérdida de la energía
    • Aumento de la agitación o disminución de los movimientos, lo cual es evidente para otros
    • Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva
    • Dificultades para concentrarse o sentirse indeciso
    • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, intento de suicidio o planear suicidarse
  3. Busca ayuda de inmediato si tienes pensamientos de suicidio. Si tú o alguien que conoces tiene ideas de suicidio, busca ayuda de inmediato llamando al 911 (o al número de emergencias de tu país) o acudiendo a la sala de emergencias más cercana. No debes tratar de deshacerte de dichos pensamientos sin la ayuda de un profesional.
  4. Distingue entre depresión y "tristeza". Un cuadro de tristeza implica una serie de sentimientos que pueden surgir a causa del estrés, los cambios importantes en la vida (positivos y negativos) e incluso, el clima. La clave para distinguir entre depresión y tristeza es conocer la severidad y la frecuencia de los sentimientos o síntomas. Si has experimentado síntomas de depresión casi todos los días durante 2 semanas o más, es posible que sufras de depresión.
    • Un evento significativo en tu vida (como la muerte de un ser querido) puede provocar síntomas similares a la depresión. Una diferencia notoria (durante el proceso de duelo) podría ser la posibilidad de tener recuerdos positivos del difunto y continuar sintiendo placer en ciertas actividades. Las personas deprimidas tienen mayor dificultad para realizar las actividades normales con un sentido de placer.
  5. Anota las actividades que has realizado durante las últimas semanas. Elabora una lista de cada actividad, desde ir a trabajar o asistir a clases hasta comer y ducharte. Observa si hay patrones en tus actividades. Además, nota si hay una disminución en la frecuencia de ciertos tipos de actividades que normalmente realizas voluntaria o alegremente.
    • Usa esta lista para observar si estás participando en conductas arriesgadas. Las personas deprimidas son propensas a realizar actividades peligrosas debido a que ya no les importa el destino de sus vidas y podrían necesitar ayuda de otras personas para cuidarlos.
    • Si estás deprimido, esto podría ser una tarea difícil de completar. Tómate tu tiempo para hacerlo o pídele a un familiar o amigo de confianza que te ayude a elaborar la lista.
  6. Pregúntales a los demás si han notado una diferencia en tu estado de ánimo. Habla con un familiar o amigo de confianza para ver si han notado diferencias en tu forma de actuar. Aunque la experiencia propia de una persona es más importante, las opiniones de otras personas que conocen bien a la persona con depresión también son importantes.
    • Los demás podrían notar que eres propenso a tener ataques de llanto no provocados o a la incapacidad de completar tareas sencillas como ducharte.
  7. Pregúntale a tu doctor si tu condición física contribuye a la depresión. Algunas enfermedades producen síntomas depresivos, en especial las que están relacionadas con la tiroides u otras partes del sistema hormonal del organismo. Habla con tu doctor para averiguar si una condición médica física podría estar contribuyendo a tu depresión.
    • Ciertas condiciones médicas (sobre todo las condiciones terminales o crónicas) podrían conllevar un riesgo para los síntomas depresivos. En dichos casos, es esencial recibir la opinión de un médico para ayudarte a entender la causa de los síntomas y cómo aliviarlos.

Buscar ayuda profesional

  1. Elige un profesional de la salud mental. Hay distintos tipos de terapeutas, cada uno de los cuales ofrece diferentes habilidades o especialidades. Estos incluyen: psicólogos consejeros, psicólogos clínicos y psiquiatras. Puedes ver uno o una combinación de varios.
    • Psicólogos consejeros: la psicología de orientación es un campo terapéutico que se enfoca en ayudar al desarrollo de las habilidades y ayudar a las personas a superar tiempos difíciles en sus vidas. Este tipo de terapia puede ser a corto o largo plazo. A menudo se centra en problemas específicos y está orientada hacia objetivos. Los consejeros generalmente te motivarán a hablar con preguntas cuidadosas y luego escucharán lo que tienes que decir. El consejero será un observador objetivo que te ayudará a identificar ideas y frases significativas. Este discutirá contigo dichas ideas con mayor detalle para ayudarte a resolver los problemas emocionales y ambientales que podrían estar contribuyendo a tu depresión.
    • Psicólogos clínicos: estos están capacitados para administrar pruebas con el fin de confirmar un diagnóstico y por lo tanto, tienden a centrarse más en la psicopatología o el estudio de los trastornos conductuales o mentales.
    • Psiquiatras: estos pueden aplicar la psicoterapia y escalas o pruebas, pero lo usual es consultarlos cuando los medicamentos constituyen una opción que el paciente desea explorar. En la mayoría de estados, solo los psiquiatras pueden prescribir medicamentos, aunque en la actualidad algunos estados permiten que los psicólogos prescriban medicamentos.
  2. Obtén una referencia. Para ayudarte a encontrar un consejero, considera las recomendaciones de tus amigos o familiares, los líderes de tu comunidad religiosa, el centro de salud mental de tu comunidad, tu programa de asistencia al empleado (si tu empleador ofrece uno) o de tu doctor.
    • Otras asociaciones profesionales como la Asociación americana de psicología podrían brindarte funciones de búsqueda para localizar a sus miembros en tu zona.
  3. Busca distintos terapeutas. Encuentra uno que te haga sentir bienvenido y cómodo. Una mala experiencia de consejería puede hacer que rechaces la idea de buscar este tipo de ayuda durante años, lo cual podría privarte de la valiosa terapia. Recuerda que no todos los profesionales de la salud mental son iguales. Encuentra uno que te agrade y sigue sus consejos.
    • Por lo general, los terapeutas te motivan a hablar con preguntas cuidadosas y luego escuchan lo que tienes que decir. Al principio puede ser estresante el hecho de expresarte abiertamente ante el consejero, pero a la mayoría de las personas les cuesta dejar de hablar después de haber transcurrido unos minutos.
  4. Asegúrate de que tu terapeuta tenga licencia. Los profesionales de la salud mental deben tener licencia para ejercer en tu estado. La página web de la Asociación de juntas de psicología estatales y provinciales (de Estados Unidos) proporciona algo de información básica respecto a cómo elegir un terapeuta, cuáles son los requisitos para obtener la licencia en tu estado y cómo verificar si alguien dispone de la licencia.
  5. Verifica con tu seguro médico. A pesar de que la ley exige que las enfermedades mentales sean tratadas en la misma medida que las enfermedades físicas, el tipo de seguro que tienes aún puede afectar el tipo y la cantidad de terapia que recibes. Asegúrate de consultar con tu compañía de seguros de modo que obtengas las referencias necesarias antes de empezar cualquier tratamiento. Esto también garantizará que verás a un profesional que tu seguro puede cubrir.
  6. Pregúntale a tu terapeuta acerca de los diferentes tipos de terapia. Tres terapias principales han demostrado beneficios para los pacientes de manera más consistente. Estas son: terapia cognitivo conductual, terapia interpersonal y psicoterapia conductual. También hay muchos otros métodos. Tu terapeuta podrá determinar cuál es el tratamiento más adecuado para ti.
    • Terapia cognitivo conductual (TCC): el objetivo de la TCC es desafiar y cambiar las creencias, actitudes y preconcepciones que se consideran que acentúan los síntomas depresivos, además de cambiar las conductas inadaptadas.
    • Terapia interpersonal (TIP): la TIP se centra en los cambios de vida, el aislamiento social, la falta de habilidades sociales y otros problemas interpersonales que podrían contribuir a los síntomas depresivos. La TIP podría ser muy efectiva si un evento específico (como la muerte) ha provocado un episodio depresivo reciente.
    • Psicoterapia conductual: las terapias conductuales tienen como objetivo programar actividades agradables mientras minimizan las experiencias desagradables a través de técnicas como la planificación de actividades, la terapia de autocontrol, el entrenamiento en habilidades sociales y la resolución de problemas.
  7. Sé paciente. Los efectos de la consejería son graduales. Debes esperar asistir a sesiones regulares durante al menos algunos meses antes de notar cualquier efecto permanente. No te des por vencido antes de haberle dedicado tiempo y esfuerzo.

Consultar con tu psiquiatra acerca de medicamentos

  1. Consulta con tu psiquiatra sobre los antidepresivos. Los antidepresivos afectan el sistema neurotransmisor del cerebro para tratar de contrarrestar los problemas relacionados con la forma en que están hechos los neurotransmisores y la forma en que los usa el cerebro. Los antidepresivos se categorizan en base a los neurotransmisores que afectan.
    • Los tipos más comunes son: ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), IRSN (inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina), IMAO (inhibidores de la monoaminooxidasa) y tricíclicos. Si buscas antidepresivos en Internet, encontrarás los nombres de algunos de los antidepresivos más usados. El psiquiatra también sabrá cuáles son los mejores medicamentos para tu caso en particular.
    • Tu psiquiatra podría hacerte probar algunos medicamentos distintos hasta encontrar uno que funcione para ti. Algunos antidepresivos producen efectos indeseables en algunas personas, por ello es muy importante mantener un estrecho contacto con tu médico y hacerle saber de inmediato cualquier cambio negativo o desagradable en tu estado de ánimo. Por lo general, cambiar a un tipo distinto de fármaco solucionará el problema.
  2. Pregúntale al psiquiatra acerca de los antipsicóticos. Si un antidepresivo no funciona por sí solo, tu terapeuta podría recomendarte un antipsicótico. Existen 3 antipsicóticos: aripiprazol, quetiapina y risperidona. También hay una terapia combinada de un antidepresivo y un antipsicótico (fluoxetina y olanzapina), la cual está aprobada para su uso junto con un antidepresivo estándar. Estos pueden tratar la depresión cuando un antidepresivo no funciona por sí solo.
  3. Combina los medicamentos con la psicoterapia. Para maximizar el efecto de los medicamentos, sigue acudiendo regularmente a un profesional de la salud mental al mismo tiempo que tomas los medicamentos.
  4. Toma tus medicamentos con regularidad. Los antidepresivos requieren tiempo para actuar de forma efectiva debido a que modifican poco a poco el equilibrio químico del cerebro. En general, te tomará al menos tres meses para ver cualquier efecto duradero de un antidepresivo.

Escribir en un diario

  1. Anota los patrones en tu estado de ánimo. Usa un diario para registrar los patrones que podrían afectar tu estado de ánimo, energía, salud y sueño. Escribir en un diario también puede ayudarte a procesar tus emociones y a entender mejor el por qué ciertas cosas te hacen sentir de esa manera.
    • Hay personas que enseñan a llevar un diario, hay libros acerca del tema e incluso páginas web para mantener diarios en línea si necesitas más estructura.
  2. Trata de escribir en tu diario todos los días. Trata de adoptar el hábito de escribir diariamente, aunque sea solo durante unos minutos. Algunos días podrías tener ganas de escribir más, mientras que otros días podrías tener menos energía o inspiración. Escribir se vuelve más fácil mientras lo haces con más frecuencia, así que practícalo para ver lo útil que puede ser.
  3. Lleva contigo lápiz y papel en todo momento. Haz que sea fácil escribir de manera espontánea llevando contigo un diario o un cuaderno y un bolígrafo en todo momento. Otra alternativa es usar una sencilla aplicación para la toma de notas en tu celular, tablet u otro dispositivo que cargues contigo con frecuencia.
  4. Escribe lo que quieras. Simplemente deja fluir las palabras y no te preocupes si no tienen mucho sentido. No te preocupes por la ortografía, gramática o estilo; ni tampoco en la opinión de los demás.
  5. Comparte solo si deseas compartir. Puedes mantener en privado tu diario si así lo deseas. También puedes compartir algunas cosas con tus familiares, amigos o un terapeuta si lo consideras útil. También puedes empezar un blog para compartir tu vida con otros. La forma de usar tu diario depende de ti y de tu nivel de comodidad.

Cambiar tu alimentación

  1. Elimina los alimentos que contribuyen a la depresión. Se sabe que los alimentos procesados como las carnes procesadas, los chocolates, los postres dulces, las frituras, los cereales procesados y los productos lácteos con un alto contenido de grasa están relacionados con más síntomas de depresión.
  2. Consume más alimentos que puedan reducir la depresión. Los alimentos que están vinculados con menos síntomas de depresión incluyen: frutas, verduras y pescados. Aumentar tu ingesta de dichos alimentos le dará a tu cuerpo más nutrientes y vitaminas para hacer tu cuerpo más saludable.
  3. Prueba la dieta mediterránea. La dieta mediterránea (la cual hace referencia a la región del mundo de donde proviene esta dieta) hace énfasis en comer frutas, verduras, pescados, frutos secos, legumbres y aceite de oliva.
    • Esta dieta también evita el consumo de alcohol, el cual es un depresor.
  4. Aumenta tu consumo de ácidos grasos omega 3 y folato. Aunque no hay evidencia de que el aumento del consumo de ácidos grasos omega 3 o folato sea suficiente para tratar la depresión, los ácidos grasos omega 3 y el folato podrían tener algunos efectos en el tratamiento de la depresión cuando los usas junto con otro tipo de terapia.
  5. Monitorea la forma en que tu alimentación afecta tu estado de ánimo. Vigila tu estado de ánimo un par de horas después de comer ciertos alimentos. Si notas un estado de ánimo particularmente bueno o malo, piensa en qué alimento ingeriste recientemente. ¿Notaste un patrón con ciertos tipos de alimentos?
    • No es necesario mantener notas detalladas de cada nutriente que ingieres, pero es importante prestar atención a lo que comes y la manera en que la comida te hace sentir para evitar volver a caer en la depresión.

Enfocarte en tu salud física

  1. Consulta con un doctor o entrenador personal. Antes de aventurarte en una nueva rutina de ejercicios, es importante averiguar qué ejercicios son más adecuados para ti según tus intereses, talla o fuerza y antecedentes de lesiones (si los hubiere). Consulta con un doctor o entrenador personal para evaluar tu condición física.
    • Dicha persona también puede ayudarte a determinar qué ejercicios podrían ser seguros y divertidos para ti y cuáles pueden motivarte para empezar.
  2. Empieza un régimen de ejercicios. El ejercicio ayuda a levantar el estado de ánimo y a evitar la recaída. En los ensayos controlados aleatorios, el ejercicio ha demostrado ser casi tan efectivo que los medicamentos. Los expertos consideran que el ejercicio aumenta la liberación de neurotransmisores y hormonas del organismo y que también ayuda a regular el sueño.
    • Un aspecto positivo del ejercicio como tratamiento para la depresión es que las actividades como correr no cuestan mucho dinero.
  3. Usa el sistema EMARP para fijarte metas. Establece metas de acuerdo al sistema de objetivos EMARP, el cual significa: específico, medible, alcanzable, realista y puntual. Estas pautas te ayudarán a experimentar la recompensa y el refuerzo asociados con alcanzar tus metas de ejercicios.
    • Empieza con la “A” (de alcanzable) para establecer tus metas. Primero fíjate una meta fácil, ya que alcanzarla te permitirá experimentar el éxito temprano. También te dará confianza para fijarte la próxima meta. Si crees que no puedes forzarte a hacer más (como caminar durante 10 minutos), entonces fuérzate a hacer más ejercicios con frecuencia (como caminar durante 10 minutos al día durante una semana, luego un mes y luego un año). Observa cuánto tiempo puedes continuar con este ritmo.
  4. Trata cada sesión de ejercicios como un paso hacia adelante. Considera cada vez que te ejercitas como un tratamiento para tu estado de ánimo y como un reflexión positiva de tu voluntad de mejorar. Incluso caminar durante 5 minutos a una velocidad media es mejor que no hacer ejercicios. Si te sientes orgulloso de cada logro (por más pequeño que sea), sentirás que estás avanzando y curándote.
  5. Prueba los ejercicios cardiovasculares. Este tipo de ejercicio (como nadar, correr o montar bicicleta) es un ejercicio ideal para tratar la depresión. Si es posible, elige ejercicios cardiovasculares que no afecten tus articulaciones (como nadar varias vueltas o montar bicicleta).
  6. Ejercítate con un amigo. Habla con un amigo o un familiar sobre hacer ejercicios juntos. Este podría motivarte a salir a hacer ejercicios al aire libre o a ir al gimnasio. Explícale que no será fácil motivarte, pero que apreciarás con sinceridad cualquier ayuda que pueda brindarte.

Probar otras estrategias

  1. Aumenta tu exposición a la luz solar. Algunos investigadores sugieren que el aumento de la exposición a la luz solar puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo. Esto se debe a los efectos de la vitamina D, la cual puede provenir de distintas fuentes (no solo de la luz solar). No es necesario hacer algo específico cuando estés al aire libre; basta con sentarte en una banca y tomar un poco de sol.
    • Algunos consejeros prescriben lámparas de luz solar para los pacientes con depresión que viven en zonas con baja luz solar en invierno: producen el mismo efecto que salir al exterior y pararse bajo la luz solar brillante.
    • Si vas a estar expuesto al sol durante más de unos minutos, toma precauciones razonables aplicando protector solar a tu piel descubierta y usando lentes de sol.
  2. Realiza actividades al aire libre. Practicar la jardinería, caminar y hacer otras actividades al aire libre pueden tener efectos beneficiosos para tu salud. Aunque algunas de dichas actividades también están relacionadas con los ejercicios, no necesariamente deben estar enfocadas en los ejercicios. Estar expuesto al aire fresco y la naturaleza puede ser útil para calmar tu mente y relajar tu cuerpo.
  3. Encuentra una actividad creativa. Durante mucho tiempo se ha especulado que la creatividad y la depresión están vinculadas debido a que algunos consideran que ello podría ser el “precio” de ser una persona creativa. Sin embargo, la depresión podría surgir con más frecuencia cuando una persona creativa tiene problemas para encontrar una salida expresiva. Encuentra un escape creativo escribiendo, pintando, bailando o realizando regularmente alguna otra actividad creativa.

Probar remedios alternativos

  1. Prueba la hierba de San Juan. Esta hierba es la medicina alternativa que tiene cierta efectividad en las formas más leves de depresión. Sin embargo, no ha demostrado ser mucho más efectiva que un placebo en estudios a gran escala. Puedes adquirirla en las tiendas de alimentos saludables naturales.
    • Asegúrate de seguir las instrucciones del paquete para saber la dosis adecuada y la frecuencia.
    • Asegúrate de comprar suplementos herbales de un vendedor respetable. La FDA (Administración de alimentos y medicamentos) no supervisa muy estrictamente los suplementos y por ende, los niveles de pureza y calidad varían de fabricante a fabricante.
    • No tomes la hierba de San Juan con medicamentos como los ISRS. Esto puede hacer que tu cuerpo se llene de serotonina, lo cual puede poner en peligro tu vida.
    • La hierba de San Juan puede disminuir el efecto de otros fármacos si los tomas al mismo tiempo. Los fármacos que puede afectar incluyen: anticonceptivos orales, medicamentos antiretrovirales (por ejemplo, los fármacos para tratar el VIH), anticoagulantes (por ejemplo, la warfarina), terapias de reemplazo hormonal y medicamentos inmunosupresores. Trabaja con tu médico si estás tomando otros medicamentos.
    • Debido a la falta de evidencia que respalde la efectividad de la hierba de San Juan, la Asociación americana de psiquiatría no la recomienda para su uso general.
    • El Centro nacional para la medicina complementaria y alternativa (de Estados Unidos) recomienda tener cautela con el uso de remedios homeopáticos y promueve las discusiones abiertas con los médicos para que el tratamiento pueda ser coordinado y seguro.
  2. Prueba el suplemento SAM. Otro suplemento alternativo es la S-adenosil metionina (SAM). La SAM es una molécula presente de forma natural en el organismo y tener bajos niveles de SAM está vinculado a la depresión. Puedes tomarla por vía oral, intravenosa (una inyección en la vena) o intramuscular (una inyección en el músculo) para aumentar tus niveles de SAM.
    • La preparación de la SAM no está regulada y la potencia y los ingredientes pueden variar entre los fabricantes.
    • Asegúrate de seguir las instrucciones del paquete para saber la dosis adecuada y la frecuencia.
  3. Busca un tratamiento con acupuntura. La acupuntura forma parte de la medicina tradicional china. Consiste en insertar agujas en partes específicas del cuerpo para corregir los bloqueos de energía o los desequilibrios de los órganos. Localiza un médico acupunturista buscando en Internet o pidiéndole una referencia a tu doctor.
    • Consulta con tu proveedor de seguro médico para averiguar si tu seguro cubre un tratamiento con acupuntura.
    • La evidencia respecto a la efectividad de la acupuntura no es concluyente. Un estudio ha demostrado que existe una relación entre la acupuntura y la normalización de una proteína neuroprotectora con un efecto similar al Prozac. Otro estudio ha demostrado una efectividad comparable con la psicoterapia. Dichos estudios le confieren algo de credibilidad a la acupuntura como tratamiento para la depresión, sin embargo, se necesita más investigación.

Probar tratamientos con dispositivos médicos

  1. Pídele a tu terapeuta que te prescriba la terapia electroconvulsiva (TEC). Pueden prescribirla en casos muy severos de depresión, a personas con una fuerte tendencia al suicidio, personas que experimentan psicosis o catatonia además de la depresión o a personas que no han respondido a otros tratamientos. El tratamiento empieza con un anestésico suave, seguido de pequeñas descargas eléctricas al cerebro.
    • La TEC tiene el más alto índice de respuesta de cualquier terapia antidepresiva (del 70 al 90% de los pacientes responden a dicho tratamiento).
    • Algunas limitaciones del uso de la TEC incluyen el estigma relacionado con ella, además de los potenciales efectos secundarios como los efectos cardiovasculares y los efectos cognitivos (por ejemplo, la pérdida de la memoria a corto plazo).
  2. Prueba la estimulación magnética transcraneal (EMT). Esta usa una bobina magnética para estimular el cerebro. La FDA la ha aprobado para su uso en personas con trastornos depresivos mayores que no responden a los medicamentos.,
    • Este tratamiento se aplica a diario, lo cual hace que sea difícil para la persona promedio someterse a él.
  3. Prueba la estimulación del nervio vago (ENV). Es un tratamiento relativamente nuevo que requiere la implantación de un dispositivo para estimular el nervio vago, un componente del sistema nervioso autónomo. Está aprobado para su uso en personas que no responden a los medicamentos.,
    • Los datos respecto a la efectividad de la ENV son limitados y hay potenciales efectos secundarios relacionados con el hecho de llevar implantado en el cuerpo un dispositivo médico, incluyendo la interferencia con otros dispositivos médicos.,
  4. Prueba la estimulación cerebral profunda (ECP). Es un tratamiento experimental y la FDA aún no lo ha aprobado. Requiere la implantación de un dispositivo médico que se usa para estimular una parte del cerebro llamada “área 25”.
    • Hay información limitada respecto a la efectividad de la ECP. Puesto que se trata de un tratamiento experimental, la ECP solo debe usarse si otros tratamientos fallan o si no existe otra opción.
  5. Prueba la retroalimentación neurológica. Tiene como objetivo “reentrenar” al cerebro cuando una persona con depresión muestra un patrón particular de actividad cerebral. En la actualidad se vienen desarrollando nuevas formas de retroalimentación neurológica, utilizando las técnicas de imagen por resonancia magnética funcional (IRMF).
    • La retroalimentación neurológica puede ser costosa y requiere mucho tiempo. Es posible que las compañías de seguros no paguen por esta terapia.

Consejos

  • Elegir un tratamiento particular puede implicar un proceso de ensayo y error. Al momento de trabajar con un profesional de la salud mental, no te desanimes si el primer o los dos primeros tratamientos no funcionan; simplemente significa que debes probar otro tratamiento distinto.

Advertencias

  • Si tú o alguien que conoces tiene pensamientos suicidas, busca ayuda de inmediato llamando al 911 (o al número de emergencias de tu país) o acudiendo a la sala de emergencias más cercana. No debes tratar de deshacerte de dichos pensamientos sin la ayuda de un profesional.
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