Cómo aumentar los glóbulos blancos

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Un recuento bajo de glóbulos blancos puede ser el resultado de una serie de condiciones médicas, por lo que debes acudir al médico para averiguar la causa y que te recomiende medicamentos o cambios en la dieta. Si el problema se debe a un tratamiento médico, debes solicitarle al nutricionista de tu centro de salud que te ayude a elaborar un plan alimenticio. Debes consumir muchas frutas, verduras, proteínas magras y beber mucha agua. Además, debes consultar si es recomendable que utilices suplementos. Debido a que tu sistema inmunitario se encuentra en peligro, debes tomar medidas higiénicas adicionales, en especial al manipular y preparar tus alimentos.

Consultar con profesionales médicos

  1. Analiza junto con el médico la causa de tu bajo recuento de glóbulos blancos. Este problema puede ser el resultado de una amplia variedad de condiciones médicas. El médico debe llevar a cabo pruebas para comprender mejor la situación si la causa no es evidente (por ejemplo, una infección viral, una enfermedad autoinmune, una infección por VIH o SIDA, un cáncer o un tratamiento contra el cáncer o un medicamento recetado).
    • Al comprender la razón por la que tu nivel de glóbulos blancos se encuentra bajo, el médico podrá recomendarte soluciones específicas.
  2. Consulta si es recomendable que tomes medicamentos. Existen varios medicamentos disponibles que estimulan la producción de glóbulos blancos. Todos los medicamentos presentan beneficios y riesgos, por lo que debes asegurarte de consultar con el médico acerca de los posibles efectos secundarios.
    • Debes preguntarle al médico si existen medicamentos recetados que resultan beneficiosos para tu situación, cuáles son las opciones que tienes con los riesgos asociados más bajos y si deberías realizar cambios en tu dieta o probar remedios naturales antes de tomar los medicamentos.
    • Los riesgos y los efectos secundarios de los medicamentos que estimulan la producción de glóbulos blancos pueden incluir reacciones alérgicas, fiebre baja, dolor en los huesos, molestias en el lugar de la inyección, debilidad, diarrea y síntomas parecidos a los de la gripe.
  3. Consulta con un nutricionista certificado. Este especialista puede ayudarte a elaborar un plan de comidas adecuado a tus necesidades específicas. Si vas a recibir quimioterapia u otro tratamiento contra una afección médica crónica, debes llamar al centro de salud para comunicarte con el nutricionista. Además, puedes pedirle a tu médico de cabecera o un especialista que te brinde una referencia.
    • Tu plan de comidas personalizado podría incluir modificaciones en los nutrientes diarios recomendados (por ejemplo, agregar más proteína de la que normalmente se recomienda para tu dieta). Además, el nutricionista puede ayudarte con las recetas, la manipulación segura de los alimentos y algunas consultas sobre cómo agregar los suplementos.
    • Debes informarle al nutricionista acerca de tus hábitos alimenticios y cualquier dificultad que presentes para mantener una nutrición adecuada (por ejemplo, pérdida de apetito, náuseas, vómitos o diarrea). Es probable que te recomiende alimentos y suplementos para que obtengas los nutrientes que tu cuerpo necesita para producir células sanguíneas.
  4. Analiza junto con el médico o especialista los remedios naturales. Se ha demostrado que la acupuntura aumenta la producción de glóbulos blancos y estimula la reparación de la médula ósea durante la quimioterapia. Además, los baños de sauna estimulan el sistema inmunitario (de manera particular en los atletas).
    • Debes consultar con el médico antes de probar con remedios naturales, en especial si vas a recibir una quimioterapia u otro tratamiento contra una afección médica crónica.

Modificar la dieta

  1. Consume de cinco a nueve porciones de verduras al día. Las vitaminas A y C juegan un papel importante en el funcionamiento del sistema inmunitario. Debes mezclar el color y el tipo de verduras que consumes para proporcionarle a tu cuerpo los nutrientes que necesita para producir células sanguíneas.
    • Debes consumir verduras de hoja verde (como la col rizada y las espinacas) además de verduras de color naranja (como las zanahorias). Asegúrate de consultar con el médico sobre cualquier restricción dietética debida a algún medicamento (por ejemplo, los anticoagulantes).
  2. Consume proteínas magras. Las proteínas le proporcionan a tu cuerpo los aminoácidos necesarios para la producción de glóbulos blancos. Debes escoger proteínas magras (como los mariscos, la carne de aves de corral sin piel, las lentejas y los frijoles).
    • Debes consumir entre 0,8 y 1 gramo de proteína al día por cada kilogramo de tu peso corporal. Si pesas 60 kg (alrededor de 130 libras), debes consumir un mínimo de 50 gramos (alrededor de 1,7 onzas) de proteína.
    • Debes evitar las carnes procesadas o los fiambres.
    • Si vas a recibir un tratamiento contra el cáncer, es probable que necesites más proteínas de lo que se recomienda. Consulta con un nutricionista certificado sobre la cantidad diaria de proteínas que debes consumir.
  3. Considera la posibilidad de tomar un suplemento multivitamínico que contenga vitamina B12 y ácido fólico. Estos elementos pueden resultar útiles si presentas problemas para comer durante el tratamiento médico. Si te sometes a algún tratamiento, es esencial que obtengas las recomendaciones de un especialista o nutricionista.
    • Algunas vitaminas y minerales pueden resultar dañinos durante el tratamiento contra el cáncer o interferir con la quimioterapia o la radiación.
    • El selenio y el zinc pueden ayudar a que tu cuerpo produzca más glóbulos blancos.
    • Debes consultar con el médico antes de ingerir cualquier vitamina o suplemento.
  4. Bebe más agua. Debes beber al menos 2 litros (64 onzas líquidas) de agua todos los días. El agua es un elemento esencial en la producción y el funcionamiento de las células.
    • Es probable que necesites beber más agua si vomitas, tienes diarrea o no comes lo suficiente. Si te sometes a una quimioterapia o radioterapia, debes conversar con el nutricionista sobre los objetivos de la ingesta de agua.
  5. Reduce tu nivel de actividad. Debido a que tu sistema inmunitario se encuentra en peligro, es importante que te tomes un tiempo para descansar. Si trabajas demasiado, es probable que tu condición empeore. Por lo tanto, debes interrumpir tus quehaceres diarios, "negarte" a realizar actividades innecesarias y pedir ayuda cuando la necesites.
    • Recuerda que no tiene nada de malo pedir ayuda.
    • No aceptes realizar actividades que no son importantes para ti. Debes invertir tu energía limitada solo en tus prioridades. Cuando te pidan que realices algo que no deseas, puedes justificarte diciendo lo siguiente: "Lo lamento, pero tengo otro compromiso" o "Eso me parece excelente y me encantaría participar, pero este no es el mejor momento para mí".
  6. Duerme más. Si bien puede resultarte difícil conciliar el sueño que necesitas debido a que te preocupa tu salud, es esencial que duermas bien todas las noches. Si duermes muy poco, tu recuento de glóbulos blancos puede reducirse aún más, empeorando tu condición.
    • Establece un horario para irte a dormir y comunícaselo a las personas con las que vives.
    • Sigue una rutina de sueño relajante. Por ejemplo, debes prepararte para irte a la cama más temprano, tomar un baño tibio, bajar la temperatura del termostato, atenuar las luces y llevar a cabo una actividad relajante (como leer o tejer).

Tomar precauciones higiénicas

  1. Lávate bien las manos utilizando jabón antibacteriano. Debes llevar a cabo este procedimiento durante 30 segundos utilizando agua tibia a lo largo del día. Lávate bien después de utilizar el baño, darle la mano a otra persona y tocar las perillas de las puertas u otras superficies que comúnmente se manipulan demasiado. Siempre debes lavarte bien las manos antes de manipular o preparar tus alimentos.
    • Evita tocar o limpiar cosas como la caja de arena del gato, una jaula o una pecera.
  2. Báñate todos los días y mantente limpio. Es importante que te asees para evitar las infecciones, por lo que debes bañarte y lavarte con regularidad si te ensucias. Dependiendo de tus quehaceres diarios, es probable que necesites lavarte más de una vez.
    • Después de bañarte o ducharte, debes ponerte ropa limpia. Es probable que desees utilizar tu pijama favorito o unos pantalones de ejercicio todo el tiempo, pero estos pueden ensuciarse.
  3. Evita limpiar la caja de arena del gato. Este recipiente se encuentra infestado de bacterias, además del parásito causante de la toxoplasmosis. Este parásito puede provocar una infección en aquellas personas que presentan un recuento bajo de glóbulos blancos, lo que debilita aún más su sistema inmunitario. Si tienes un gato, debes pedirle a otra persona que limpie su caja de arena.
    • Puedes decirle lo siguiente: "Sé que es una tarea desagradable, pero ¿podrías por favor limpiar la caja de arena de mi gato? No puedo arriesgarme a contraer una infección".
  4. Evita el contacto con plantas y mascotas. La tierra, el agua estancada y los animales sucios albergan gérmenes y bacterias, lo que puede retrasar tu recuperación. Si alguien te regala plantas o arreglos florales, debes pedirle a otra persona que cambie el agua o cuide de estos regalos. Si tienes una mascota, debes tener cuidado al interactuar con ella, hacer que la limpien si sale de casa y lavarte después de acariciarla.
    • No cultives el jardín ni lleves a cabo actividades que impliquen entrar en contacto con tierra o lodo.
  5. Evita las bañeras. Estos elementos son el hogar de muchas bacterias, pero la gran preocupación es que el calor y las burbujas se combinan para hacerlas aún más peligrosas. Las bacterias pueden formar parte del vapor que se forma sobre el agua caliente, lo que facilita la inhalación de los agentes infecciosos. Si tienes un recuento bajo de glóbulos blancos, puedes contraer fácilmente una infección debido a las bacterias que se encuentran en la bañera.
  6. Evita las multitudes. Los grupos grandes de personas son una invitación para los gérmenes. Debes alejarte de los centros comerciales, los teatros, los restaurantes y cualquier lugar en el que se congreguen demasiadas personas. Cuando tu recuento de glóbulos blancos es bajo, lo más probable es que contraigas una infección, lo que perjudica aún más a tu organismo.
  7. Evita los cortes, las raspaduras y otras lesiones. Un conteo bajo de glóbulos blancos hace que los rasguños y los cortes se vuelvan especialmente peligrosos. Con un sistema inmunitario debilitado, estos pueden convertirse fácilmente en infecciones graves. Debes evitar actividades peligrosas y llevar a cabo pequeños ajustes diarios para evitar lesiones menores.
    • Ten especial cuidado al cepillarse los dientes para evitar que te sangren las encías.
    • Pídele a alguien que corte los vegetales o la carne mientras preparas tus alimentos.
    • Utiliza una afeitadora eléctrica en lugar de una maquinilla de afeitar para evitar cortes o rasguños mientras te afeitas.
  8. Lava bien las frutas y verduras antes de comértelas. En el pasado, a los pacientes que presentaban recuentos bajos de glóbulos blancos se les prohibía consumir frutas y verduras crudas, pero esto ya no se recomienda más. Sin embargo, debes lavar cuidadosamente todas las frutas y verduras antes de comértelas, en especial aquellas que no cuentan con una cáscara gruesa.
    • Las naranjas, los plátanos y los melones son ejemplos de frutas que se tienen que pelar antes de comer.
    • Puedes utilizar un estropajo limpio y agua del grifo para lavar los productos agrícolas.
    • Incluso si un paquete de ensalada indica que se han lavado las verduras previamente, debes utilizar un colador para enjuagar el contenido con agua del grifo.
  9. Aplica prácticas seguras de refrigeración. Debes asegurarte de que la temperatura de tu refrigeradora sea inferior a 5 °C (40 °F). No permitas que los alimentos que se deben refrigerar se queden fuera durante más de una hora. Debes evitar los alimentos que ya hayan expirado o que luzcan viscosos o mohosos.
    • Siempre descongela la carne en la refrigeradora.
  10. Utiliza termómetros mientras cocinas. Evita consumir los siguientes elementos crudos o a medio cocer: huevos, carne de res, pescado y carne de aves de corral. Al cocinarlos, debes utilizar un termómetro para verificar que se encuentren bien cocidos.
    • Debes cocinar las carnes rojas a 71 °C (160 °F) y las carnes de aves de corral a 82 °C (180 °F).
    • Debes cocinar los huevos hasta que las claras y las yemas se encuentren bien duras (y nada líquidas en lo absoluto). Considera la posibilidad de utilizar las claras pasteurizadas. Además, debes asegurarte de que los productos que contienen huevo (como la mayonesa o el ponche) se encuentren pasteurizados.
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