Cómo ser buenos padres

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Convertirte en padre o madre puede ser una de las experiencias más gratificantes y satisfactorias de tu vida, pero eso no significa que sea fácil. No importa la edad que tengan tus hijos, tu trabajo nunca terminará. Para ser un buen padre, debes aprender a hacer que tus hijos se sientan valorados y amados, mientras les enseñas a diferenciar entre el bien y el mal. En última instancia, lo más importante es crear un ambiente acogedor en el que tus hijos sientan que pueden desarrollarse y llegar a convertirse en adultos seguros, independientes y solidarios. Si quieres aprender a ser un buen padre, continúa leyendo.

Ama a tus hijos

  1. Bríndales amor y afecto. A veces, lo mejor que puedes brindarles a tus hijos es amor y afecto. Un toque cálido o un abrazo cariñoso pueden dejar en claro cuánto realmente te preocupas por ellos. No vuelvas a pasar por alto la importancia de una conexión física con tus hijos. A continuación, te presentamos algunas maneras de demostrarles tu amor y afecto:
    • Darles abrazos suaves, alentarlos, reconocer su esfuerzo, darles tu aprobación o incluso una sonrisa pueden aumentar significativamente la confianza y el bienestar en tus hijos.
    • Diles cuánto los amas todos los días, no importa si estás muy enojado con ellos.
    • Dales muchos abrazos y besos. Haz que tus hijos se sientan cómodos con las demostraciones de amor y afecto desde su nacimiento.
    • Ámalos incondicionalmente. No los obligues a comportarse como tú quieres con el fin de ganar tu amor. Hazles saber que siempre los amarás sin importar lo que pase.
  2. Elogia a tus hijos. Esta es parte importante de ser un buen padre. Tú quieres que tus hijos estén orgullosos de sus propios logros y se sientan bien consigo mismos. Si no les brindas la confianza que necesitan para andar por el mundo por su cuenta, entonces no van a sentirse capaces de ser independientes y aventurarse. Cuando hagan algo bueno, hazles saber que lo notaste y que estás muy orgulloso de ellos.
    • Practica el hábito de elogiar a tus hijos por lo menos tres veces más de lo que les regañas. Aunque es importante llamarles la atención cuando hacen algo mal, también es importante ayudarles a construir una perspectiva positiva sobre sí mismos.
    • Si son demasiado jóvenes para entender completamente, elógialos con aplausos y mucho cariño. Si siempre los elogias (desde que aprenden a usar el inodoro hasta cuando obtienen buenas calificaciones), puedes ayudarles a llevar una vida feliz y exitosa.
    • Evita frases trilladas como "¡Buen trabajo!". En vez de eso, ofréceles un elogio descriptivo que les permita saber exactamente qué es lo que estás elogiando. Por ejemplo: "Hiciste muy bien al esperar tu turno cuando jugabas con tu hermanita" o "Gracias por limpiar los juguetes después de que terminaste de jugar".
  3. Evita comparar a tu hijo con otros niños, especialmente con sus hermanos. Cada uno de tus hijos es individual y único. Celebra sus diferencias e inculca en cada uno el deseo de perseguir sus sueños. Si no lo haces, tu hijo podría desarrollar un complejo de inferioridad, o tener la idea de que nunca será lo suficientemente bueno para ti. Si quieres ayudarle a mejorar su comportamiento, háblale del cumplimiento de sus objetivos en sus propios términos, en lugar de reclamarle porque no actúa como su hermana o como el vecino. Esto le ayudará a valorarse a sí mismo en lugar de desarrollar un complejo de inferioridad.
    • Si haces comparaciones entre tus hijos también puedes hacer que desarrollen una rivalidad entre ellos. Debes promover una relación amorosa entre tus hijos, no una competencia.
    • Evita el favoritismo. Algunos estudios han demostrado que la mayoría de los padres tienen un hijo favorito, pero la mayoría de los hijos creen que son ellos. Si tus hijos están peleando, no te pongas del lado de ninguno, pero sé justo e imparcial.
    • Supera las tendencias del orden natural de nacimientos haciendo que cada niño se haga responsable de sí mismo. Si haces que tus hijos mayores se encarguen de los menores, avivarás la rivalidad entre hermanos, mientras que si haces que cada uno asuma sus propias responsabilidades, promoverás la individualidad y la autosuficiencia.
  4. Escucha a tus hijos. Es muy importante la comunicación con tus hijos. Hacer cumplir las reglas no es tu única función. Debes escuchar a tus hijos cuando tienen problemas. Debes ser capaz de expresar tu interés y de involucrarte en sus vidas. Debes crear una atmósfera en la que tus hijos pueden acudir a ti cuando tengan un problema (sea grande o pequeño).
    • Incluso, puedes separar un tiempo para hablar con tus hijos todos los días. Puede ser antes de la hora de acostarse, en el desayuno, o durante un paseo después de la escuela. Ese momento con tus hijos es sagrado; así que, evita distraerte revisando tu celular.
    • Si tu hijo tiene algo que decirte, tómalo en serio y deja todo lo que estás haciendo, o separa un momento en el que realmente puedas darle toda tu atención.
  5. Pasa tiempo con tus hijos. Sin embargo, ten cuidado de no reprimirlos ni sofocarlos. Existe una gran diferencia entre proteger a alguien y encarcelarlo dentro de demandas inflexibles. Tus hijos deben sentir que el tiempo que pasan contigo es sagrado y especial, pero no deben sentirse obligados a pasar tiempo contigo.
    • Pasa tiempo con cada uno de tus hijos de manera individual. Trata de dividir tu tiempo por igual si tienes más de un hijo.
    • Escucha y respeta a tu hijo, y respeta lo que quiere hacer con su vida. Sin embargo, no olvides que tú eres su padre. Los niños siempre necesitan límites. Un niño al que se le permite comportarse como le plazca y se le complace todos sus caprichos sufrirá mucho en su vida adulta cuando tenga que obedecer las reglas de la sociedad. El hecho de que no permitas que tus hijos lo tengan todo NO te convierte en un mal padre. Siempre debes explicarle la razón por la que le estás negando algo u ofrecerle una alternativa. "Porque yo lo digo" no es una razón válida.
    • Reserva un día para pasear por un parque o visitar parques temáticos, museos o una biblioteca dependiendo de sus intereses.
    • Asiste a las presentaciones escolares. Haz la tarea con ellos. Consulta con su profesor en las reuniones de padres para tener una idea de cómo le está yendo en la escuela.
  6. Sé parte de sus triunfos. Es probable que tengas una agenda de trabajo muy apretada, pero debes hacer todo lo posible para estar presente en los momentos más importantes de sus vidas, desde sus recitales de ballet hasta su graduación. Recuerda que los niños crecen rápido y que van a ser independientes antes de que te des cuenta. Tu jefe puede o no recordar que no asististe a una reunión, pero con toda seguridad, tus hijos recordarán que no asististe a su presentación escolar. Aunque no siempre tienes que abandonar todo por tus hijos, al menos debes tratar de estar presente en los momentos más importantes.
    • Si estabas demasiado ocupado como para estar presente el primer día de clases u otro momento importante para tu hijo, probablemente te arrepentirás por el resto de tu vida. No querrás que tu hijo recuerde su graduación como el día en que sus padres no se presentaron.

Aprende a imponer disciplina

  1. Haz cumplir las reglas de manera razonable. Impón reglas que se apliquen a todas las personas en general para que lleven una vida feliz y productiva. No moldees las reglas sobre tu propia perspectiva de lo que consideras ideal. Es importante establecer reglas que ayuden al niño a desarrollarse y crecer; pero no seas tan estricto, ya que podría sentir que no puede dar un paso sin pensar que ha hecho algo mal. Lo ideal es que a tu hijo le importe más el amor que te tiene que su miedo a infringir tus reglas.
    • Comunica tus reglas claramente. Tus hijos deben estar muy familiarizados con las consecuencias de sus acciones. Si les castigas, asegúrate de que entiendan la razón y la culpa. Si no puedes articular la razón y explicarles su falta, el castigo no tendrá los efectos desalentadores que deseas.
    • Asegúrate no solo de establecer reglas razonables, sino de hacer que se cumplan razonablemente. Evita los castigos excesivamente severos, o los ridículamente estrictos para infracciones menores. Evita cualquier cosa que implique lastimar físicamente a tu hijo.
  2. Controla tu temperamento lo más que puedas. Es importante que trates de estar lo más tranquilo y ser lo más razonable que puedas cuando expliques tus normas o las hagas cumplir. Tus hijos deben tomarte en serio, no temerte ni pensar que eres inestable. Obviamente, esto puede significar un reto, especialmente cuando tus hijos se están portando mal o te están sacando de quicio. Si sientes que estás a punto levantar la voz, toma un descanso, discúlpate o deja que tus hijos sepan que estás comenzando a enfadarte.
    • Muchas veces, perdemos los estribos y nos sentimos fuera de control. Si llegas a ese extremo o dices algo de lo que te arrepientes, debes pedir perdón a tus hijos, haciéndoles saber que has cometido un error. Si actúas como si fuera algo normal, entonces tus hijos van a imitar ese comportamiento.
  3. Sé coherente. Esto es importante para hacer cumplir las mismas reglas todo el tiempo y para resistir los intentos de tu hijo de manipularte para que hagas excepciones. Si permites que tu hijo haga algo que él no debe hacer solo porque está haciendo un berrinche, entonces demuestras que tus reglas se pueden romper. Si varias veces repites algo como: "Está bien, pero solo por esta vez...", entonces tienes que trabajar para mantener normas más coherentes con tus hijos.
    • Si tu hijo siente que tus reglas se pueden romper, no tendrá ningún incentivo para aferrarse a ellas.
  4. Habla el mismo idioma con tu cónyuge. Si estás casado, es importante que no se desautoricen entre ustedes frente a sus hijos. Ambos deben decir "sí" o "no" a las mismas cosas. Si tus hijos piensan que su madre siempre va a decir que sí y su padre va a decir que no (o viceversa), van a pensar que uno de ustedes es "mejor", o que es más fácil de manipular que el otro. Sus hijos tienen que verlos como una unidad para que exista orden en la casa, y para que no se desaten conflictos por no estar de acuerdo en una situación determinada.
    • Esto no significa que tu cónyuge y tú siempre estarán de acuerdo en todo lo que tenga que ver con los hijos, pero sí significa que deben trabajar en conjunto para resolver los problemas que involucran a los niños, en lugar de estar enfrentados unos contra otros.
    • Nunca debes discutir con tu cónyuge delante de los niños. Si están durmiendo, discutan en voz baja. Los niños pueden sentirse inseguros y temerosos cuando escuchan las disputas de sus padres. Además, los niños aprenden a discutir entre ellos de la misma forma que lo hacen sus padres. Demuéstrales que aunque las personas no están de acuerdo, pueden discutir sus diferencias pacíficamente.
  5. Impón el orden. Tus hijos deben sentir que existe un sentido del orden y la lógica dentro del hogar y en la vida familiar. Esto puede ayudar a que se sientan seguros y en paz, y a que tengan una vida feliz (tanto dentro como fuera de la casa). A continuación, te presentamos algunas maneras en las que puedes imponer el orden con tus hijos:
    • Establece límites, tales como una hora para dormir y toques de queda, para que aprendan que tienen restricciones. De esta manera, comprenden el sentido del amor y la preocupación de sus padres. Es probable que se rebelen, pero por dentro disfrutan al saber que la preocupación de sus padres se debe a que los aman.
    • Fomenta la responsabilidad dándoles trabajos o "quehaceres" que deben realizar, y como recompensa puedes darles algún tipo de privilegio (dinero, permisos, un poco más de tiempo para jugar, etc.). Si no los realizan, como "castigo" puedes revocarles el privilegio correspondiente. Incluso los niños más pequeños pueden aprender este concepto de recompensa o castigo. A medida que tu hijo crece, dale más responsabilidades y más recompensas o castigos para completar esas responsabilidades o ignorarlas.
    • Enséñales a diferenciar lo correcto de lo incorrecto. Si eres creyente, llévalos a la iglesia. Si eres ateo o agnóstico, enséñales tu postura moral sobre las cosas. En cualquiera de los casos, no seas hipócrita o prepárate para tu hijo te juzgue por que no "practicas lo que predicas".
  6. Critica el comportamiento de tu hijo, pero no a tu hijo. Esto es muy importante, ya que tu hijo aprenderá que puede lograr lo que quiera a través de su comportamiento, en lugar de creer que siempre tendrá esa cualidad tan criticable. Hazle sentir que tiene la voluntad para mejorar su comportamiento.
    • Cuando tu hijo se comporte de una manera perjudicial y rencorosa, dile que ese comportamiento es inaceptable y sugiérele alternativas. Evita frases como: "Eres malo". En vez de eso, dile algo como: "Está muy mal que seas malo con tu hermanita", y explícale por qué está mal su comportamiento.
    • Sé asertivo pero amable al señalar lo que han hecho mal. Sé severo y ponte serio, pero no te enfades ni seas cruel al decirles lo que esperas de ellos.
    • Evita la humillación pública. Si se portan mal en público, llévalos a un costado y regáñalos en privado.

Ayuda a tu hijo para que forme su carácter

  1. Enséñale a ser independiente. Enséñales a tus hijos que está bien ser diferente, y que no siempre tienen que estar de acuerdo con la mayoría. Enséñales a diferenciar entre el bien y el mal cuando aún son jóvenes para que sean capaces de tomar sus propias decisiones (al menos, la mayoría de las veces), en vez de escuchar o seguir a los demás. Recuerda que tu hijo no es una extensión de ti mismo. Es una persona que está bajo tu cuidado, y no una oportunidad para que puedas volver a vivir tu vida a través de él.
    • Cuando tus hijos tengan la edad suficiente para tomar sus propias decisiones, debes animarles a escoger actividades extracurriculares que ellos deseen realizar o enseñarles con qué clase de amigos se pueden juntar. A menos que creas que una actividad es muy peligrosa, o un compañero es una muy mala influencia, debes dejar que tus hijos se den cuenta de las cosas por sí mismos.
    • Tu hijo podría tener una disposición contraria (por ejemplo, es introvertido cuando tú eres extrovertido) y no será capaz de encajar en el patrón y el estilo que tú le propongas, por lo que va a tomar sus propias decisiones.
    • Tus hijos tienen que aprender que sus acciones tienen consecuencias (buenas y malas). Al hacerlo, se les ayuda a tomar buenas decisiones y a resolver mejor sus problemas. De esta manera, se les prepara para asumir su independencia en la edad adulta.
    • No realices cosas por tus hijos de manera rutinaria para que ellos aprendan a realizarlas por sí mismos. Aunque llevarles un vaso con agua antes de que se acuesten es una buena manera de ponerlos a dormir más rápido, no lo hagas con tanta frecuencia para que no se acostumbren.
  2. Sé un buen modelo a seguir. Si quieres que tus hijos tengan un buen comportamiento, debes demostrar el comportamiento y el carácter que esperas que ellos adopten para que continúen viviendo bajo las reglas que estableciste. Enséñales con el ejemplo, además de brindarles explicaciones verbales. Los niños tienen una tendencia a convertirse en lo que ven y escuchan, a menos que realicen un esfuerzo consciente y coordinado para romper ese molde. No tienes que ser una persona perfecta, pero debes tratar de comportarte de la misma forma en la que quieres que tus hijos lo hagan, ya que si les dices que sean amables con los demás, parecerás un hipócrita cuando te encuentres discutiendo acaloradamente con alguien en el supermercado.
    • Es perfectamente normal cometer errores, pero debes pedir disculpas o hacerle saber a tu hijo que no está bien comportarse de esa manera. Puedes decirle algo como: "Tu mamá no quería gritarte. Simplemente, estaba muy molesta". Esto es mejor que hacer caso omiso al hecho de que has cometido un error, porque con esto le demuestras al niño que debe moldear su comportamiento.
    • Si deseas enseñarles a tus hijos sobre caridad, involúcrate y acudan juntos a un comedor de beneficencia o un albergue para desamparados y ayuden a servir la comida. Explícales por qué realizas actos de caridad para que entiendan por qué ellos también deberían realizarlos.
    • Enséñales a realizar los quehaceres del hogar estableciendo un calendario y haciendo que ellos te ayuden. No le digas a tu hijo que realice un quehacer, debes pedirle que te ayude. Mientras más aprenden a ayudarte, más dispuestos estarán a hacerlo (y por más tiempo).
    • Si quieres que tu hijo aprenda a compartir, dales un buen ejemplo y comparte tus cosas con ellos.
  3. Respeta la privacidad de tu hijo. Respeta su privacidad como te gustaría que respete la tuya. Por ejemplo, si le enseñas que tu habitación está fuera de sus límites, de la misma forma respeta su espacio. Dale la seguridad de que nadie va a entrar en su habitación a rebuscar sus cajones o a leer su diario. Esto le enseñará a honrar su propio espacio y a respetar la privacidad de los demás.
    • Si tu hijo te atrapa husmeando entre sus cosas, es probable que le tome mucho tiempo volver a confiar en ti.
  4. Anima a tus hijos a que tengan un estilo de vida saludable. Es importante asegurarte de que consuman alimentos saludables tanto como puedan, se ejerciten, y descansen lo suficiente todas las noches. Debes fomentar un comportamiento positivo y saludable sin insistirles demasiado o parecerá que les estás obligando a comer o actuar de cierta manera. Sé un consejero, no un dictador. Deja que lleguen a estas conclusiones por su cuenta mientras les ayudas a comprender el significado y la importancia de llevar una vida saludable.
    • Una forma de alentarlos a ejercitarse es lograr que practiquen algún deporte desde temprana edad. De esta manera, encontrarán algo que les apasione y que además es saludable.
    • Si le explicas demasiado a tu hijo por qué algo no es saludable o por qué no debería hacerlo, puede tomarlo de manera equivocada y sentir que lo estás condenando. Si esto sucede, es probable que ya no quiera comer contigo o puede sentirse mal cuando come a tu lado, y podría terminar consumiendo comida chatarra a tus espaldas.
    • Si quieres alentar a tu hijo para que obtenga hábitos saludables de alimentación, debes comenzar en una edad temprana. Si siempre recompensas a tus hijos con caramelos, puedes generarles un mal hábito, porque una vez que crezcan, podrían sentir que deben recompensarse siempre, lo que podría conducirlos a la obesidad. Mientras están pequeños, empieza dándoles bocadillos saludables. En lugar de papas fritas, trata de darles galletas saladas, uvas, etc.
    • Los hábitos alimenticios que aprenden cuando son pequeños son los que seguirán practicando toda su vida. Haz énfasis en que tienen que terminar el plato de comida, y enséñales a comer en pequeñas porciones. Si aún tienen hambre, siempre pueden colocar más comida en el plato, pero no pueden devolver la comida que dejan en el plato.
  5. Haz énfasis en la moderación y la responsabilidad al consumir alcohol. Puedes empezar a hablar con ellos sobre esto incluso cuando son pequeños. Explícales que tendrán que esperar hasta que tengan edad suficiente para tomar una cerveza con sus amigos. Háblales de la importancia de designar conductores. Si tardas en hablarles sobre estos temas, podrías contribuir a que experimenten con sustancias a escondidas y se expongan a situaciones peligrosas.
    • Una vez que tus hijos y sus amigos lleguen a una edad en la que les está permitido tomar alcohol, anímales a que conversen contigo al respecto. No deben temer tu reacción y terminar haciendo algo lamentable, como conducir borrachos por tener miedo de pedirle a alguien que los lleve.
  6. Deja que tus hijos experimenten la vida por sí mismos. No tomes decisiones por ellos todo el tiempo. Ellos tienen que aprender a vivir con las consecuencias de sus decisiones. Después de todo, van a tener que aprender a pensar por sí mismos en algún momento. Es mejor que estés presente para ayudarles a minimizar las consecuencias negativas y a acentuar las positivas.
    • Tus hijos tienen que aprender que sus acciones tienen consecuencias (buenas y malas). Al hacerlo, se les ayuda a tomar buenas decisiones y a resolver mejor sus problemas. De esta manera, se les prepara para asumir su independencia en la edad adulta.
  7. Deja que cometan sus propios errores. La vida es una gran maestra. No te apresures en rescatar a tu hijo de las consecuencias de sus propias acciones si estas no son demasiado graves. Por ejemplo, si se hace un corte (no de gravedad), le puede doler, pero eso es mejor a que no tenga consciencia de por qué se debe evitar los objetos cortantes. Debes ser consciente de que no podrás proteger a tus hijos todo el tiempo, y que es mejor que aprendan las lecciones de la vida más temprano que tarde. Aunque puede ser muy duro dar un paso al costado y dejar que tu hijo cometa un error, a la larga esto será beneficioso para ambos.
    • No debes reprocharle cuando está aprendiendo una lección de vida por su cuenta. En vez de eso, deja que saque sus propias conclusiones sobre lo que pasó.
  8. Renuncia a tus vicios. Los juegos de azar, el alcohol y las drogas pueden poner en peligro la seguridad financiera de tu hijo. Por ejemplo, si fumas, casi siempre representarás un riesgo para la salud del entorno de tu hijo. Tu hijo se volverá un fumador pasivo y podría aumentar el riesgo de contraer enfermedades respiratorias. Además, podrías contribuir a tu propia muerte temprana. El alcohol y las drogas no solo representan un riesgo para la salud, sino también fomentan la violencia en el entorno de tu hijo.
    • Por supuesto, si te gusta, puedes beber un poco de vino o unas cervezas de vez en cuando (eso es algo perfectamente normal), siempre y cuando moderes tu consumo de alcohol y te comportes responsablemente mientras bebes.
  9. No coloques expectativas poco razonables sobre tu hijo. Existe una diferencia entre querer que tu hijo se convierta en un adulto responsable y obligarlo a ser perfecto o a estar a la altura de tu perspectiva de lo que constituye ser perfecto. No debes forzar a tu hijo para que obtenga calificaciones perfectas o para que sea el mejor jugador del equipo de fútbol. En cambio, debes fomentar buenos hábitos de estudio y un buen espíritu deportivo, y dejar que se esfuerce hasta donde le es posible.
    • Si actúas como si solo esperaras lo mejor, tu hijo sentirá como si nunca podrá dar la talla, e incluso podría rebelarse en el proceso.
    • No debes hacer que tu hijo te odie porque cree que nunca será lo suficientemente bueno para ti. Debes convertirte en un porrista para tu hijo, no en un sargento de adiestramiento.
  10. Sé consciente de que el trabajo de un padre nunca termina. Aunque parezca que tu trabajo ha terminado en el momento en que tu hijo se coloca el birrete el día de su graduación, esto está lejos de ser cierto. Ser padre es algo que dura toda la vida y siempre debes darles a tus hijos el amor y el afecto que necesitan, incluso si están a cientos de kilómetros de distancia. Si bien no siempre tu presencia va a ser diaria y constante en la vida de tus hijos, siempre debes hacerles saber que te preocupas por ellos y que pueden contar contigo para lo que sea.
    • Tus hijos siempre te pedirán consejo y tendrán en cuenta tu opinión, no importa la edad que tengan. A medida que pasan los años, no solo mejorarás tus técnicas de crianza, sino que estarás preparado para ser un buen abuelo.

Consejos

  • No vivas tu vida a través de tus hijos. Deja que tomen sus propias decisiones y vivan su vida como quieran.
  • Debes reflexionar sobre tu propia niñez con frecuencia. Identifica los errores que tus padres cometieron, y haz un esfuerzo para evitar transmitirlas a las próximas generaciones. Cada generación de padres o hijos realiza una serie de éxitos y errores nuevos.
  • Un joven que está al borde de la edad adulta necesita el apoyo de sus padres más que nunca. No pienses que porque tiene 18 o 21 años ya tiene toda la vida resulta. Sin embargo, no interfieras innecesariamente. Tienes que mantener un balance.
  • No menosprecies a sus amigos. Debes tratar de mantener contacto con tus propias amistades.
  • Si estás tratando de dejar un mal hábito por ti mismo, busca grupos que puedan ayudarte a superarlo. Busca ayuda siempre, y ten cerca a alguien a quien puedas acudir cuando tengas ganas de recaer en el vicio. Recuerda que no solo te estás ayudando a ti mismo, sino que también estás ayudando a tus hijos.
  • No compartas con tus hijos tu mal comportamiento pasado, ya que empezarán a compararse contigo y, por tanto, esperarán menos de sí mismos (o te reprocharán que heredaron el mal comportamiento de ti).
  • Anima a tus hijos para que realicen introspecciones compartiendo con ellos tus propias autoevaluaciones.
  • Atiende tu necesidad de ser amado, pero valora más las necesidades de tus hijos. No abandones a tus hijos por tus intereses amorosos. Haz que tu hijo sea una prioridad si estás saliendo con otra persona, y no lo pongas en peligro al presentarle a alguien que no conoces bien. Los niños necesitan sentirse seguros y amados. Si de repente comienzas a salir y no atiendes sus necesidades porque estás tratando de conseguir un nuevo novio o novia, tus hijos comenzarán a sentirse inseguros y abandonados. Todos tenemos derecho a rehacer nuestras vidas, pero no a costa de la salud emocional de nuestros hijos. Esto también se aplica a los hijos mayores.
  • Escucha lo que tu hijo tiene que decir. Utiliza frases positivas cuando realice algo bueno, en lugar de castigarlo siempre. Nunca lo lastimes físicamente.
  • No juzgues a sus amigos. Podrías hacer que piense que no te gustan sus amigos. Sé amable con sus amigos siempre para que mejore sus habilidades sociales.
  • Si es adolescente y se enamora no le prohíbas tener relaciones amorosas. En lugar de ello, lo mejor es darle una buena orientación al respecto. Prohibir los amoríos de adolescentes puede ocasionar resentimiento y mayor rebeldía.

Advertencias

  • No tengas miedo de ser padre . Haz todo lo posible por ser su amigo, pero nunca permitas que olvide eres es su padre , no su colaborador.
  • Mientras elogias a tu hijo, concéntrate en el esfuerzo que realiza y no en los resultados finales, para evitar que se vuelva adicto a los elogios.
  • No creas que dejarás de ser padre una vez que tu hijo crezca. Ser un buen padre es un trabajo de por vida. Pero recuerda que una vez que tus hijos se vuelven adultos, las decisiones que toman en la vida son, en última instancia, suyas (con sus respectivas consecuencias, por supuesto).
  • No sigas estrictamente los estereotipos de comportamiento de los padres de tu cultura, raza, grupo étnico, familia, u otro factor determinante. No creas que solo existe una única manera de criar a los hijos.
  • Nunca consientas en exceso a tus hijos, ya que podrían desarrollar un comportamiento obstinado e irresponsable. Tampoco debes actuar con autoritarismo, esto puede conducir al resentimiento y a la desobediencia como "protesta silenciosa".
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